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MARÍA ZAMBRANO (José Lezama Lima)

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María se nos ha vuelto tan transparente
Que la vemos al mismo tiempo
En Suiza, en Roma o en La Habana.
Acompafiada de Araceli
No le teme al fuego ni al hielo.
Tiene los gatos frígidos
Y los gatos térmicos,
Aquellos fantasmas elasticos de Baudelaire
La miran tan despaciosamente
Que María temerosa comienza a escribir.
La he oído conversar desde Platón hasta Husserl
En días alternos y opuestos por el vértice,
Y terminar cantando un corrido mexicano .
Las olitas jónicas del Mediterraneo,
Los gatos que utilizaban la palabra como
Que según los egipcios unía todas las cosas
Como una metàfora inmutable,
Le hablaban al oído
Mientras Araceli trazaba un círculo magico
Con doce gatos zodiacales,
Y cada uno esperaba su momento
Para salmodiar E1 libro de los muertos.
María es ya para mí
Como una sibila
A la cual tenuamente nos acercamos,
Creyendo oír el centro de la tierra
Y el cielo de empíreo,
Que esta mas allà del cielo visible.
Vivirla, sentirla llegar como una nube,
Es como tomar una copa de vino
Y hundirnos en su légamo.
Ella todavía puede despedirse

Abrazada con Araceli,
Pero siempre retorna como una luz temblorosa.





José Lezama Lima
María Zambrano, 1975
De Muerte de Narciso





LA CONDENACIÓN DE ARISTÓTELES (María Zambrano)

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Cuando Aristóteles subió a las altas esferas, algunos pitagóricos estaban en su borde aguardándole. Le tenían a su merced, pero gente de dulce condición, se limitaron a inclinarse ante él, y le entregaron una lira y unos papeles de música rudimentaria, dejándole solo.

Él se puso en seguida a estudiar, y con provecho rápidamente. Pero tenía los dedos endurecidos para tañer; lo dejó, aguardando con cierta sorpresa, que se fue transformando en exigencia, que alguien viniese a buscarle. Y comenzó a preguntarse el por qué de aquella situación.

Mas, como la respuesta no llegaba y por esta vez no podía descubrirla por sí mismo, tenía que aguardar simplemente, o eso creía. Se puso otra vez a aplicarse en la lira y en la música, ya que era lo único que podía hacer; la única actividad posible en aquella condición tan extraña.

Y se entusiasmó, se fue entusiasmando sin darse cuenta. Hasta quedar absorto. Pero aún nadie venía, y de vez en vez se sobresaltaba preguntando, preguntándose ¿qué se oculta en esta situación? Y así pasaba del entusiasmo al sobresalto, de donde nace la pregunta, pasando por la calmada metódica que examina los acontecimientos. ¿Aún se acordaba bien y sabía atravesar, ir y venir en ese viaje como nadie, como ningún otro de la Tierra, pero nada surgía y con nadie se encontraba?

La clave de todo era la sentencia de uno de "los llamados pitagóricos", uno de los más rezagados, ¡había pasado tanto tiempo! Además de que el tiempo de las altas esferas rueda de otro modo. Decía así el dicho: `La Música es la aritmética inconsciente de los números del alma. Y solamente cuando Aristóteles encontrase, y no en teoría, los números del alma, cuando los hiciese sonar, se levantaría de allí. Nadie guardaba puertas que no había; nadie tenía que venir a buscarle; el solo se levantaría sin hallar resistencia, al escuchar los números de su alma en las cuerdas de la lira, cuando sintiera sonar esos números.

Y así fue. Mas antes, hubo de pasar por muchas cosas en su alma, hubo de padecer al entendimiento-agente sentado, padecer la vida no vivida y la vivida a medias, hubo de apurar el amor, la angustia, hasta la locura y el delirio, hubo de delirar en su infierno... Pues la escala musical lo prescribe: "Dia pas on". Hay que pasar por todo; hay que pasar por los infiernos de la vida para llegar a escuchar los números de la propia alma.



María Zambrano
de Delirio y Destino. Los veinte años de una española
(Ed. de Rogelio Blanco y Jesús Moreno)
Centro de Estudios Ramón Areces
Madrid, 1998





CENTRO, MÉTODO Y POESÍA EN "CLAROS DEL BOSQUE" DE MARÍA ZAMBRANO (Grisel Pujalá)

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Todo conocimiento descansa en un acto de comprensión previo y en el no menos importante acto de desentrañar el sentido que dicha aspiración cognoscitiva lleva implícita, ya sea por la vía discursiva o por la vía poética. No obstante, el desarrollo del pensamiento racional en Occidente desde la época platónica hasta el siglo XIX ha afirmado a ultranza el divorcio constante entre filosofía y poesía, descartando de esta última toda posibilidad de cognición. La dicotomía no fue tan aparente entre los filósofos pre-socráticos, los que integraron en sí esa rara combinación de reflexión filosófica caracterizada por la persistente búsqueda de la verdad y el adentramiento en la misteriosa y enigmática realidad que constituye el quehacer poético.



Esta antigua unicidad comienza a deteriorarse paulatinamente y alcanza un punto culminante en la Grecia clásica tardía, al expulsar Platón a los poetas de su "República" y calificarlos de creadores de imágenes para estimular la fantasía en vez de iniciar al hombre en la búsqueda de la verdad, dominio, a su juicio, de la filosofía. La fantasía creada por el poeta mueve, influencia y fácilmente estimula las pasiones de la masa a través de la imaginería persuasiva. Dentro de su teoría epistemológica, esta actividad pertenece no al mundo inteligible del conocimiento sino al más efímero mundo visible de la opinión y la conjetura.



Sin embargo, la verdadera causa de la escisión entre pensar filosófico y sentimiento poético tiene sus raíces en el "odium theologicum", desavenencias substanciales entre filósofos y poetas en materias de teología y religión. James Adams, investigador de las antiguas religiones griegas, nos aclara este punto en su libro The Religious Teachers ofGreece:



... The most potent cause of strife was the antagonism between poetry and philosophy on the subject of the attribute of the Godhead and his relation with mankind... (pág. 4).



Fue la conexión, desde sus comienzos, una desavenencia entre el papel que desempeña lo sacro en el acaecer humano; asunto que se convertirá en tópico significativo para filósofos como Martin Heidegger, y en tema preponderante de la obra de María Zambrano.



Poesía y filosofía cohabitan unívocamente en la mente y en el corazón del hombre a fin de dar sentido a su experiencia vital; ambas operan desde el reino de la conciencia; una, desde la lucidez que tantos siglos de racionalismo le otorgan, y la otra se instala en lo que Jung llamó "conciencia eclipsada" o umbral del inconsciente, e invita desde allí a la aprehensión del misterio y el sueño inherentes en el Ser. La unificación de esta profunda dicotomía ha sido ensayada de forma individual a través de los tiempos y por diferentes autores. Se trata de recuperar una forma de conocimiento que se apodere no sólo de la razón, sino que incluya la vida como experiencia integral. En nuestra época, tal es el método propuesto por María Zambrano a través de su obra literaria y muy en particular Claros del bosque: reconciliar la filosofía con antiguas formas de saber relegadas a la subconsciencia individual y colectiva por carecer de lucidez cartesiana, maneras de conocer más cercanas a la forma en que la poesía interpreta y recoge la vida.



Según Zambrano el problema que afrontó el hombre moderno, y que tiene su crisis final en el mundo postmoderno de nuestro siglo, es el haber cortado del ámbito racional los lazos de unión con todos aquellos elementos anímicos e inconscientes que pudiesen ofrecerle un carácter sacro a la existencia, lo cual devino en inhabilidad para descender a los abismos psíquicos de su origen e integrarlos a la totalidad de la vida, no como adversarios de la razón sino en concordancia con la misma.



De esta tarea se ha encargado desde siempre el poeta, y su intuición le ha llevado en ocasiones múltiples a enunciarlo estéticamente. Ya lo señalara Holderlin en su poema "Mnemosyne":



... The heavenly powers
cannot do all things. It is the mortals
who reach sooner into the abyss. So the turn is
with these... (IV, pág. 225).



Heidegger, estudioso de Holderlin y fuente filosófica de Zambrano, al referirse a esta negación y olvido de los hilos de continuidad entre lo sacro, lo humano y lo divino, señala que "not only have the gods and the god fled, but the divine radiance has become extinguished in the world's history" (1971, pág. 91).


Grisel Pujalá
Centro, método y poesía en
Claros del bosque
de María Zambrano


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Para ver el trabajo completo

Para ir a Claros del bosque
pinchar aquí

Página sobre María Zambrano
en Centro Virtual Cervantes


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