inicio

EL GRAN BURLADOR DE AMÉRICA: ÁLVAR NÚÑEZ CABEZA DE VACA (Juan Francisco Maura)

-
-

-


Aunque algunos vean en este estudio un ataque a la mítica figura de uno de los grandes iconos cristianos de la conquista de América, ejemplo de hombre bueno y piadoso en el sentido más auténtico de la palabra, no hay nada más lejano en mi in­tención. La reputación de hombre cristiano y misericordioso la ganó Cabeza de Vaca en Naufragios, narración que hizo de su experiencia norteamericana, sobre la que se ha centrado la opinión general y la crítica académica desde sus primeros tiempos. Re­sulta realmente sorprendente ver cómo su segunda narración, Comentarios, ha pasado prácticamente desapercibida para la mayoría. El Cabeza de Vaca conquistador con ejércitos de hasta 10.000 indígenas, con infantería y arcabucería española en su lucha contra los guaycurues del Paraguay (cap. 22, fol. 29v.) (1), tiene muy poco que ver con el retrato cuasi hagiográfico que hace en Naufragios de sí mismo en referencia al trato da­do a los indios. La desconfianza hacia sus mismos aliados guaraníes también sorpren­de después de toda la retórica a favor del indígena norteamericano que ha hecho que se le comparase al padre Las Casas o al padre Córdoba. Escribe Alvar Núñez en sus Comentarios: «[L]os ballesteros con sus ballestas armadas, y los arcabuceros cargados los arcabuces y las mechas encendidas (según tal caso convenía); porque aunque los indios guaraníes iban en su compañía y eran también sus amigos, tenían todo cuidado en recatarse y guardarse de ellos tanto como de los enemigos, porque suelen hacer mayores traiciones y maldades si con ellos se tiene algún descuido y confianza; y así suelen hacer de las suyas» (cap. 23, fol. 30r).
Para mí, como para la mayoría de los que hemos leído la primera parte de su obra (2), la figura de Cabeza de Vaca me inspiró respeto, misericordia e incluso cierta rabia al ver como el Consejo de Indias le maltrató «injustamente» después de haber sobrevivi­do a las penalidades que tuvo que pasar para poder salir con vida de tantas desdichas y sufrimientos. Fue ésta una de las razones que hizo que yo terminase mis estudios por las mismas tierras por las que él anduvo y uno de los motivos de que me decidiese a realizar mi tesis doctoral sobre este personaje.
A mi llegada a Estados Unidos y durante mis más de dos años de estudios en la Uni­versidad de Texas en El Paso (3), fundé una revista de literatura estudiantil, Ecos Hispanos, y creé la Sociedad Cabeza de Vaca. La editorial del primer número de la revista la dedi­qué a ensalzar la figura del noble conquistador jerezano e incluso conseguí autorización para recaudar fondos y levantar una estatua suya en el jardín de uno de los museos de la universidad (4). Hoy sigo pensando que este genial jerezano se merece una estatua, aunque su rostro debería mostrar la mueca burlona y algo malvada de alguien que ha sabido hacerse pasar hasta el presente por lo que no era, superando en picardía y des­caro a cualquiera de los personajes literarios del Siglo de Oro.
Posteriormente, pasé a la Universidad de Nuevo México, en Albuquerque, donde pu­de cumplir mi sueño de hacer mi tesis doctoral sobre este explorador. Ya empezada la investigación de mi tesis y a partir de dos viajes que hice a varios archivos españoles en los años 1985 y 1986, sobre todo al de los duques de Medina Sidonia, fue cuando cambió mi percepción de tan carismático explorador. Pasó de ser un «héroe cristiano» a convertirse en un genial manipulador tanto por medio de sus acciones como de su obra. Paradójicamente, su figura cobró para mí mucho más interés por la extraordinaria ca­pacidad de convicción desarrollada en su estudiada retórica, que ha hecho que su obra siga siendo hasta hoy motivo de discusión y debate.(5) Fue a partir de entonces cuando el caballero jerezano pasó a convertirse en el «gran burlador» de las gentes de su tiempo y de la mayoría hasta el presente. Todo esto hace que para mí resulte sorprendente que en España no se haya dado a este personaje ni a su obra el relieve que merece. Las razones pueden ser múltiples, ya que lo mismo ha ocurrido con otras figuras sobresalientes que igualmente han pasado y pasan desapercibidas a la crítica convencional española. Como se observará, salvo honrosas excepciones, los trabajos más importantes sobre Cabeza de Vaca se han realizado fuera de España. El interés que este personaje está suscitan­do y suscitará, sobre todo en el mundo anglosajón, hace que en muy poco tiempo las pantallas y librerías de habla inglesa empiecen a comerciar y sacar partido del enorme potencial épico-histórico y riqueza literaria que conlleva este periodo inigualable de ex­pansión ibérica por todos los mares y océanos del planeta. Si este individuo hubiese sido un explorador protestante, no dudo por un momento que ya se vería su nombre en calles y lugares públicos de su país. Quiero pensar que esta actitud de cierta apatía en valorar lo nuestro, lo español, lo hispánico en general, está empezando a cambiar. Hay que luchar contra el peligro que surje cuando dejamos que sean otros los que manipulen a su propio gusto y con sus propios errores la historia de España e Hispanoamérica(6) De la misma manera, y también hay que decirlo, gracias a la labor de muchos autores y académicos extranjeros enamorados de la historia y literatura hispánica, tenemos un número cada vez más numeroso de estudiosos que traducen e investigan sobre el riquísimo acervo cultural que, ya de forma escrita o hablada, se expresa en español.


El burlador de América:
Álvar Núñez Cabeza de Vaca

Ir al texto completo


_______
1 En lo que respecta a la obra Comentarios, utilizaré la edición original de 1555 publicada en Valladolid, de la que afortunadamente se conservan algunos ejemplares en bibliotecas madrileñas (Biblioteca del Monasterio de El Escorial, Biblioteca de Palacio, y la Biblioteca Hispánica de la AECI). Me he permitido actualizar la gra­fía y acentuar las palabras que lo requirieron, siguiendo por lo demás fielmente el texto original. Para la obra Naufragios sigo mi edición (Madrid: Cátedra, 1989, 2005). La paginación de dicha edición será la utilizada en el presente trabajo sobre los Naufragios.
2 Yo la leí a los 18 años.
3 En la que terminé mis estudios empezados en la Universidad Complutense de Madrid.
4 Algo que no se llegó a cumplir porque la estatua costaba mucho más de lo que nuestro pequeño grupo de estudiantes y amigos se podía permitir.
5 Hasta el presente (2008) se sigue defendiendo a capa y espada la figura este enigmático personaje. Véanse entre otras obras, La Odisea de Cabeza de Vaca de Rubén Caba y Eloísa Gómez-Lucena.
6 Véase sobre este tema mis artículos «¿Cobardía, crueldad y oportunismo español?» y «La hispanofobia...»

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

Entradas relacionadas

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...