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Me pide el cuerpo hablar hoy de las "greguerías". En su origen se referían al bullicio, al griterío. Pero el escritor del siglo pasado, Ramón Gómez de la Serna, ascendió esa etiqueta a todo un nuevo género literario. La greguería es una colección de aforismos, pensamientos o pequeñas observaciones de la realidad que combinan la metáfora con el humor. Es un género muy español, que expresa muy bien el juego de palabras, la lírica de lo cotidiano. Por ejemplo, el sevillano Antonio García Barbeito emite todos los días por la radio una cascada de greguerías. Juegos parecidos los hacen cotidianamente en El Mundo los recuadros de Antonio Gala o del erasmista José Luis Gutiérrez. Todo consiste en el arte poética de colocar adjetivos inesperados o ingeniosos.
Hay un autor actual que ha publicado varios libros de greguerías. Se titulan De andar y pensar (Ediciones Fecit). El autor es el escritor (filósofo y político) navarro Víctor Manuel Arbeloa. Al igual que su antecesor, el monje de Suso, don Víctor sabe vascuence, latín y castellano (por lo menos). Es admirable que todavía haya políticos que escriban libros, y con mucha enjundia, además. Selecciono una pequeña muestra de greguerías del navarro:
- La s es el silbido del tren del abecedario.
- La ñ es la letra que inventaron los españoles para escribir el nombre de España.
- Los que se salvan por los pelos son los peluqueros.
- Se llama esperanto porque lleva tanto tiempo a la espera de convertirse en lengua universal
- Los malos estudiantes llevan muchos puntos... suspensivos.
- Es mucho más fácil ser independista que independiente.
- El cierzo de la mañana le saca la punta al ciprés.
- Una perita en dulce es muy superior a una ingeniera amargada.
- En las dictaduras hace tanto frío democrático, que todos andan con tapabocas.
- No hay carne más tierna que la de ternera.
Como puede verse, las greguerías cultivan la paradoja. Otro día veremos más juegos de palabras en los que resalta la paradoja (= la verdad aparente). Se pueden construir infinitas greguerías con esa falsilla de la paradoja más la ironía. Por ejemplo, es fácil hacer una así: "Los activistas suelen ser poco activos en su respectiva ocupación, si es que la tienen". O bien, "los pacifistas emplean argumentos muy contundentes".
Amando de Miguel
La lengua viva
(Libertad Digital, 2 Julio 2010)
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