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LAS CENIZAS Y EL RETRATO DE CRISTÓBAL COLÓN (Juan Pérez de Guzmán y Gallo)

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Colón por Alejo Fernández (1475-1545)

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Por mano de nuestro actual Director, Sr. Marqués de Laurencín, ingresaron ha poco tiempo en nuestra Academia algunos documentos muy interesantes relativos al pleito famoso que sobre la herencia del Ducado de Veraguas se sostuvo y sentenció á fines del siglo XVIII, habiendo sido promovido en 1768 entre el Duque de Berwick D. Jacob o Stuart Colón de Portugal y D. Pedro Colón de Larreátegui. Dichos papeles eran donación que hacía á nuestro Archivo académico nuestro actual Correspondiente en Berna (Suiza), D. Esteban Ruiz Mantilla, Abogadó consultor de la Legación de España.


Entre los documentos que componen tan interesante legajo se hallan dos, cuya publicación hace oportuna é interesante la proximidad de la Fiesta de la Raza, el 12 del actual. El primero, puede ser complemento al noveno que en los Apéndices al libro de Los restos de Colón que en 1879 escribió y publicó, por encargo de la Academia y a expensas del Ministerio de Fomento, su individuo de Número Excmo. Sr. D. Manuel Colmeiro, y es copia del acta de la Junta oficial que el martes 5 de Enero de 1796 celebraron en sus Salas capitulares de la Habana los Sres. Presidente y Prebendados de aquella Santa Iglesia Catedral, para que se designasen las personas que habían de tratar con el Excelentísimo Sr. Capitán general de aquella isla sobre las disposiciones que se tomarían para el depósito en dicha Iglesia de los huesos del Almirante de las Indias, Cristóbal Colón, que á la sazón se hallaban, traídas solemnemente de Santo Domingo, á bordo del navío de S.-M. San Lorenzo. El segundo es carta original dirigida desde la Habana, con fecha 30 dé Abril de 1820, por don Julián José dé Barrio al Consejero de Indias Sr. .D. Francisco de Ararigo, dándole cuenta del hallazgo de las certificaciones de lo practicado practicado en la ciudad de Santo Domingo y la de la capital de la isla de Cuba en la traslación de las referidas cenizas del Almirante. En esta carta se dan además noticias, siempre de interés é importancia, acerca del retrato de Colón que se había colocado en la Sala capitular del Ayuntamiento de la Habana, importado del mismo modo de Santo Domingo con los restos de Colón, y que debía haberse hallado sobre su sepulcro.

He aquí el texto de uno y otro documento:



Acta de 1796 en la Habana

«In Dei nomine amen. En la ciudad de la Habana, martes cinco de Enero de mil setecientos noventa y seis años: Habiéndose congregado en la Sala capitular los Sres. Presidentes y Prebendados de esta Sta. Iglesia Catedral, á saber: Dr. D. BernardoCorrea y Cruzado, Doctoral; Dr. D. Miguel Anaya, Canónigo Penitenciario; Dr. D. Diego Pérez Rodríguez, Canónigo de Merced; Dr. D. Ambrosio de las Cuevas, Racionero; Ldo. D. Juan Méndez de la Vega, y Dr. D. Tomás Ramírez, después de invocado el auxilio divino, se acordó con arreglo á la prevención que S. S. I. hizo á este venerable Cuerpo, por medio de su Presidente, para que en consecuencia del oficio que el Excmo. Sr. Capitán general había dirigido á S. S. I. á fin de que se sirviese designar persona con quien S. E. pudiese tratar y acordar sobre las disposiciones que fuesen convenientes para que con la mayor solemnidad se pasasen á esta Sta. Iglesia Catedral los huesos del Excmo. Sr. Almirante de las Indias, D. Cristóbal Colón, que se hallaban á bordo del navio de S. M. el San Lorenza, y habían sido extraídos del sepulcro en que estaban en la Iglesia Metropolitana de la ciudad de Santo Domingo por disposición del Sr. Presidente de aquella Audiencia y condescendencia del Illmo. Sr. Metropolitano, con motivo de la cesión hecha por S. M. en los tratados de paz á la República de Francia de aquella Isla, y á fin de que se le diese honrosa sepultura en esta Santa Iglesia Catedral, nombrase este Cabildo dos Comisarios para los fines indicados y diesen las demás providencias conducentes a la mayor solemnidad de semejante acto, declarando S. S. I. autorizarlo cantando la Misa de Pontifical, se acordó se destinasen los dos Comisarios anuales; y que en lugar del Sr. Prebendado Ramírez, que se halla enfermo, entre el Sr. Prebendado Cuebas, y que se reserven dar las demás disposiciones para proceder en ellas arreglados á lo que con dichos señores acordase el Excelentísimo Sr. Capitán general.=Dr. Cruzado. = Dr. Anaya.=   Dr. Pérez.= Dr. Cuevas.= L. Méndez.=Dr. Ramírez.= Ante mí,Dr. Domingo Mendoza, Secretario.

Concuerda con su original, á que me remito; y en cumplimiento de lo mandado por. S.S. M. V. saco el presente. Habana, veinte y cuatro de Abril de mil ochocientos veinte años.— Ignacio Maria de Olea, Secretario.»

Faro en homenaje a Colón (Santo Domingo, República Dominicana)


Carta de 1820 sobre las cenizas y el retrato de Colón 

«S.or Consejero D.n Fran.co de Arango.

Muí S.or mío y apreciable amigo: Tengo la satisfacción de haver hallado las certificaciones de lo practicado por la ciudad de Sto. Domingo, y la de la Habana en la traslación de las cenizas del inmortal Almirante D.n Cristóbal Colón, descubridor de las Indias; de lo que remito á V. S. testimonio fehaciente para, que pueda archivarlo el s.or descendiente que solicita justamente su noticia. Esta diligencia le será mui conveniente por los peligros á que están espuestos los archivos de estas Islas, como V. S. no ignora.

El retrato del referido S.or Colón que devía estar en la Catedral sobre su sepulcro, se halla en la sala Capitular del Excelentísimo Ayuntamiento. Pasé á ella para registrarlo: no tiene ni año, ni autor y está retocado. Me informé del escribano de Gobierno que me acompañó p.a el examen, y me contestó haver venido de Sto. Domingo ya carcomido el lienzo y muy apagada la pintura, por lo que se mandó retocar. Este retrato es el que se hallava colocado en la sala capitular de la Ciud. de Sto. Domingo después de el de los Reyes q.e gobernaron la España desde el descubrimiento de la Isla española. Lo cierto es que su ropaje denota mucha antigüedad, y su rostro es análogo al que nos describe nuestro Historiador D.n Antonio Herrera.

Igualmente acompaño á V. S. el impreso q.e contiene por menor el adorno de la tumba con los geroglíficos y la oración fúnebre q.e se  ronunció el día de sus honrras en esta Ciud.,  sintiendo no se huviera dado á luz la que se pronunció en Sto. Domingo por su Illmo. Prelado D.n f.r Fernando de Portillo y Torres, que fué el que hizo la moción para la traslación :de las cenizas. El cuaderno está mui picado de lá polilla, pero á pesar de diligenciar no he podido haver otro ni en la imprenta ni en amigos, incluso el D.r Caballero, autor de la oración.

No hai q.e cansarse en buscar noticias antiguas en los archivos de Sto. Domingo porq.e están perdidos á causa de la polilla. No digo antiguas, pero ni aun del siglo pasado, á escepción de algún otro legajo. Puede ser q.e en la Cartuja de Sevilla se pueda hallar lo q.e  se practicó desde Valladolid, en donde murió el Almirante, hasta depositarlo en dha. Cartuja, y diligencias de la entrega de su cadáver para conducirlo á Sto. Domingo.

Servirá de satisfacción á los S.es descendientes del Almirante el saber q.e la Sta. Cruz q.e mandó colocar cuando, descubrió la Isla española se conserva en el día en la Catedral de Sto. Domingo en el altar colateral del evangelio, guardaba con tres llaves, dé las que tiene una el Deán, otra el Canónigo más antiguo y la tercera el Racionero más antiguo.

Es cuanto puedo decir á Y. S. en fuerza del encargo q.e  ha fiado á mi cuidado, quedando con el sentimiento de no poderlo llenar en todas sus partes.

Dios gue, á V. S. m.s a.s—Habana y Abril,  30 de 1820.— B. L. M. de V. S. su at.° seguro serv.r y Capp.n, Julián Josef del Barrio.»

Madrid, 11 de Octubre de 1918.
 



Por copia,
J. P. de G, Y G.

(Boletín de la Real Academia de la Historia,
tomo 73 (1918), pp. 443-446)

Tumba de Cristóbal Colón (Catedral de Sevilla)


Testamento y entierro
El 19 de mayo de 1506, un día antes de su muerte en Valladolid, Cristóbal Colón redactó su testamento ante Pedro de Inoxedo, escribano de cámara de los Reyes Católicos. Dejó como testamentarios y cumplidores de su última voluntad a su hijo Diego Colón, a su hermano Bartolomé Colón y a Juan de Porras, tesorero de Vizcaya.
En ese documento aparece citado como almirante, virrey y gobernador de las islas y tierra firme de las Indias descubiertas y por descubrir.
El testamento dice:
Yo constituí a mi caro hijo don Diego por mi heredero de todos mis bienes e ofiçios que tengo de juro y heredad, de que hize en el mayorazgo, y non aviendo el hijo heredero varón, que herede mi hijo don Fernando por la mesma guisa, e non aviendo el hijo varón heredero, que herede don Bartolomé mi hermano por la misma guisa; e por la misma guisa si no tuviere hijo heredero varón, que herede otro mi hermano; que se entienda ansí de uno a otro el pariente más llegado a mi linia, y esto sea para siempre. E non herede mujer, salvo si non faltase non se fallar hombre; e si esto acaesçiese, sea la muger más allegada a mi linia.
De donde se entiende que tiene dos hijos, Diego y Fernando, y que el heredero es el primogénito, según la costumbre al uso.
Cita también en el testamento la poca cantidad (un cuento de maravedíes) que los Reyes Católicos pusieron para la empresa del descubrimiento, debiendo él mismo poner una cantidad para el viaje.
Cita asimismo a doña Beatriz como la madre de Fernando, lo que atestigua que nunca se casaron.
Tras su muerte, su cuerpo fue tratado con un proceso llamado descarnación, mediante el cual se quita toda la carne de los huesos. Se le enterró inicialmente en el Convento de San Francisco (Valladolid) y, posteriormente, sus restos fueron trasladados al Monasterio de la Cartuja en Sevilla. Por deseo de su hijo Diego, fueron trasladados de nuevo en 1542, esta vez a Santo Domingo. Tras la conquista de la isla de Santo Domingo en 1795 por los franceses, se trasladaron otra vez a La Habana y, tras la guerra de la independencia de Cuba en 1898, sus restos fueron trasladados por última vez (de momento) por el crucero Conde de Venadito hasta la Catedral de Sevilla,[] donde reposan en un suntuoso catafalco.
Discusiones sobre su enterramiento
Posteriormente, se produjo una controversia sobre el destino final de los restos de Cristóbal Colón, tras aparecer en 1877, en la Catedral de Santo Domingo, una caja de plomo que contenía fragmentos de huesos y que llevaba una inscripción donde se leía "Varón ilustre y distinguido Cristóbal Colón". Esos restos permanecieron en la catedral de Santo Domingo hasta 1992, año en el que fueron trasladados al Faro a Colón, un monumento faraónico construido por el gobierno dominicano para conservar los restos que se suponen también de Colón.
Al parecer, en el momento de exhumar el cuerpo de la catedral de Santo Domingo no estuvo muy claro cuál era exactamente la tumba de Cristóbal Colón, debido al mal estado de las tumbas, con lo que resulta al menos probable que sólo se recogieran parte de los huesos, quedando la otra parte en la catedral de Santo Domingo. Todavía faltan estudios que sean más concluyentes al respecto.
Para averiguar cuáles eran los verdaderos restos se propuso tomar muestras de ADN de ambos esqueletos: el de Sevilla y el de Santo Domingo. Los estudios debían acabar en mayo del año 2006, pero en enero de 2005 las autoridades dominicanas pospusieron la apertura de la tumba. En el estudio preliminar se detectó una probable vinculación filial entre los huesos enterrados en la catedral de Sevilla y los de su hijo Diego.
El 1 de agosto de 2006 el equipo de investigación dirigido por José Antonio Lorente, médico forense y director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada, que estudia los huesos atribuidos al almirante que están en la catedral de Sevilla desde 1898, confirmó que "sí son los de Cristóbal Colón". Esta afirmación está basada en el estudio del ADN comparado con el de su hermano menor Diego y con los de su hijo Hernando.
Según los estudios de ADN, se determina que Cristóbal Colón era varón, de entre 50 y 70 años, sin marcas de patología, sin osteoporosis y con alguna caries. Mediterráneo, medianamente robusto y de talla mediana.
Todavía se espera que las autoridades de la República Dominicana permitan el estudio de los restos atribuidos al Almirante que están en ese país, lo cual permitiría completar la historia en torno a esta cuestión. Pero este estudio ya no es determinante para identificar los restos del descubridor. Se estima que pueda haber restos en otros lugares, ya que los que hay en la capital andaluza no llegan al 15% de la totalidad del esqueleto, por lo que podría resultar que los que están en Santo Domingo también correspondan al descubridor de América.

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