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ZARAGOZA - Archivo Barricada |
El fondo histórico es el que, supuestamente, sirve de base para los Episodios galdosianos. Pero esta base es sumamente irregular: mientras que algunos de ellos se atienen fundamentalmente a los sucesos reales y la ficción ocupa un lugar menor, en otros lo novelesco predomina absolutamente y lo histórico queda nada más como un telón de fondo. De ahí que todas las simplificaciones o unificaciones que se han tratado de hacer sobre ellos han resultado incompletas o torpes. Un ejemplo sería el resumen que Laín Entralgo hizo de ellos, según el cual todos parten de la Historia de Lafuente más un pequeño añadido novelesco.
Tal concepto —afirma R. Cardona— sólo demuestra un completo desconocimiento de la obra de Galdós, de su personalidad y de su método de trabajo. Por desgracia todavía hay muchos —aun entre los galdosianos— que creen que D. Benito «se sacaba sus novelas de la manga».
Zaragoza es uno de los Episodios donde lo histórico prevalece sobre lo narrativo; parecería, incluso, que los hechos novelescos que ahí tienen lugar son solamente un elemento más para subrayar y dar más emoción a los hechos reales. Hasta Gabriel Araceli, que lo narra
en primera persona, héroe también de otros Episodios, ejerce en este
un papel muy secundario. Sin duda el segundo cerco de Zaragoza fue
un suceso real y sobresaliente, bien conocido y bien presente todavía, que no necesita de anécdota alguna para ser interesante por sí mismo.
Pero no nos vamos a ocupar aquí de la historia ni de sus fuentes. Afortunadamente esto ha sido ya hecho de manera excelente y no necesita de más referencias.
Los personajes ficticios, tan ricos en otras obras de Galdós, tienen una cierta rigidez en Zaragoza y dan la impresión de ser más bien tipificaciones de individuos, un tanto envaradas, representando personalidades. Los dos «enemigos”, José Montoria y Jerónimo Candiola (generalmente conocido como «el tío Candiola»), me parecen una clara tipificación del héroe y del antihéroe como ya ha sido señalado, aunque en algunas ocasiones se haya discutido esta interpretación. Considero que el hecho de que Montoria sea aragonés, patriota e inflamado de amor por su ciudad, frente a Candiola, «extranjero» (como mallorquín), y totalmente indiferente al triunfo o fracaso del sitio que tienen puesto los franceses, son datos suficientes para caracterizarlos, en un momento en que el heroísmo es un sentimiento clave. Si Montoria es algo rudo en ocasiones, se debe a que trata de ser presentado como un «típico aragonés», de gran corazón aunque de maneras toscas. Así lo hacen ver otros personajes de la obra: «Como buen aragonés todo él es corazón». Y Gabriel Araceli, asombrado de su carácter, pregunta: «¿Son así todos los aragoneses?». A través de las interjecciones que frecuentemente profiere en los momentos exaltados, Galdós muestra su carácter externo, un tanto brusco, pero siempre lleno de bondad y dispuesto a pedir perdón por los momentos en que se emociona demasiado.
Paciencia Ontañón de Lope
Simbolismo en Zaragoza de Benito Pérez Galdós
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