inicio

QUÉDATE AQUÍ, NO PARTAS EN LA NOCHE (Antonio Colinas)

-
-
-

Quédate aquí, no partas en la noche.
La ciudad de David ya está a oscuras
y en el valle maldito de la Gehenna,
se despiertan abismos, espíritus de muertos.
Sé una de las jóvenes que tornan,
ascendiendo en fila por la escala de piedra,
con aceite en su lámpara,
con su lámpara ardiendo brotando de lo oscuro.

Allá abajo la noche
ya rueda por los montes morados,
pero en esta ciudad tiene que haber
una morada en paz y que dé paz.
Verás que en esa casa hasta lo que es más duro
(las piedras), llegará a dormirse dulcemente
encima de tus ojos.

Quédate aquí, no partas en la noche,
pues hay en la ciudad sagrada una morada
en la que, siendo noche, luce el día
a la hora en que tiemblan en círculo sereno
las llamas de las lámparas,
los ángeles de fuego.
Habrá llegado al fin ese momento
de que sea el silencio y no la sangre
lo que discurra por las venas ciegas,
lo que aún hará más dulce
el canto o el concierto de los cuerpos.

Quédate aquí, no partas en la noche
porque detrás de estos sombríos muros
tiene que haber una morada tierna
donde, callando en la quietud suave,
se nos entregue todo
en el momento de cerrar los párpados,
en el instante de apagar las lámparas.
Dentro de esa morada puede haber
una estancia que quedará en penumbra
y que, aun siendo de piedra, se pondrá a girar
como música en torno de los cuerpos
ebrios de plenitud.

Quédate aquí, no partas en la noche,
no te pierdas deprisa por senderos rocosos,
pues si sigues bajando llegarás
al campo de la sangre del ahorcado.
Todo lo que buscaste inútilmente
a lo largo del día por este laberinto
de signos y de símbolos de la ciudad antigua,
lo encontrarás seguro si te quedas
a oír en el silencio una música
que no se oye, la marea silente
que se lleva a los cuerpos,
que los va extraviando en su ebriedad,
y luego los retorna a su centro.

Escúchame: espera que te diga las palabras
que mereces, sin que abra la boca,
sin que mueva los labios.
Será esa morada que te espera
la que desvelará el último misterio
que de tan lejos viniste a buscar.

Deja que vuelvan a su mudo origen
los sentidos, los gestos que no salvan de la herida
de vivir en los límites, de un vivir sin vivir.
Que retorne a sí mismo el corazón
para acallarse y para acallarnos.
No bajes hacia el valle de los muertos
que dicen estar vivos: allí está —en el lugar
de los estercoleros— la traición,
el territorio del poder malsano
de las tinieblas.

Quédate aquí, no partas en la noche:
se encenderán las lámparas, lucernas
del olvido, y se irán deshaciendo las penumbras
del vano pensamiento.
No busques en la noche lo que tienes
en tu interior, posado en la palma
tendida y abierta de tu mano,
con la que ya me estás diciendo adiós.

Quédate aquí, no partas en la noche: oirás
cómo dentro de ti y de la piedra
brama la luz.




Antonio Colinas
Desiertos de la luz,  2008



____________
Página web de Antonio Colinas

Tesis doctoral sobre el autor
por Guy Marlin Nana Tadoun:
Antonio Colinas o la escritura como
aventura circular: poesía y transtextualidad
desde su trilogía final (1992-2002)



Antonio Colinas es un poeta, novelista, ensayista, traductor y periodista español que nació en La Bañeza, León, el 30 de enero de 1946. Ha publicado una obra variada que ha recibido, entre otros galardones, el Premio Nacional de Literatura en 1982.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

Entradas relacionadas

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...