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En el lugar de trabajo de Ernesto Guevara –entiéndase por esto el campamento guerrillero o la oficina del Ministerio de Industrias– se encontraban con frecuencia libros de poesía, y en su corta e intensa existencia otorgó tiempo y atención a las reflexiones sobre el arte. Con un poema dedicado a Fidel saludó la partida del pequeño ejército expedicionario en el Granma; uno de los actos que realizó en los meses primeros del triunfo revolucionario, cuando era jefe de la fortaleza de la Cabaña, fue invitar a Nicolás Guillén a ofrecer un recital para los soldados, acto que marcaba con gráfica elocuencia que en la nueva sociedad las armas servirían para defenderla poesía, no para perseguirla como había ocurrido hasta entonces. En Bolivia, ante la muerte de uno de los hombres más valientes y queridos de su tropa, no encontraría forma más exacta para referirse al soldado caído que un verso de Pablo Neruda. Quien lea sus escritos y se acerque a su vida legendaria aprenderá que la poesía tiene muchas formas de expresarse.
Lector de poemas, creador él mismo, el Che se convirtió en objeto de poesía, viva sustancia poética. Su nombre y sus hechos andan hoy en la voz múltiple de los pueblos, como en su tiempo anduvieron los de los héroes de la Ilíada o de los cantares de gesta.
En su honor seleccionamos esta muestra necesariamente breve, representativa del ancho y valioso homenaje que la lírica cubana rinde perennemente a la gran figura, símbolo de lo más puro de la revolución americana.
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Los nombres y los hechos
(fragmento de “En la muerte de Ernesto Che Guevara”)
De La Paz vienen los cables de la guerra.
El legendario guerrillero murió ayer en un encuentro.
¿A qué hora?¿Se sabe?¿La madrugada, la noche…?
¿Está vivo o está muerto? Susurró un bosquecillo.
El tableteo de las ametralladoras
en el silencio de la puna ojo de tigre.
Los militares se reunieron en la Santa Cruz
para negar el cadáver.
“El asunto de sus restos es cosa nuestra”,
farfullaron los militares.
“Tu hermano ha sido ya sepultado”, dijo
un vallecito de Bolivia.
“Es una pérdida continental” tronó un retórico.
Los expertos aseguran que el guerrillero acribillado
es el mismo que a los diecinueve años
entró en el Servicio.
Las autoridades quieren rodear el hecho
de todas las garantías necesarias.
Todas las Garantías Necesarias:
hay que traer el muerto a La Paz.
El padre no cree en la muerte del hijo.
El corresponsal británico certifica
que él es el único que lo conoció vivo.
(Gestos de dudas entre los circunstantes.)
“Luce más pequeño y delgado
que cuando hablé con él en la embajada”.
“Pero las penalidades sufridas, la selva boliviana,
el asedio, pueden explicar el cambio”.
“No es sorprendente”, aseguran sin inmutarse.
El agente norteamericano
lanzó un grito al verlo y salió huyendo.
“¿A dónde va?” le dijeron. “A ninguna parte!”
fue su brusca respuesta.
Torrentes de palabras y torrentes de versos
lloverán ahora sobre el héroe.
Pero el hecho desnudo será siempre su mejor epitafio
La silenciosa geografía americana
llevará ahora al hijo
a las vetas de su lívida plata.
El legendario guerrillero murió ayer en un encuentro.
¿A qué hora?¿Se sabe?¿La madrugada, la noche…?
¿Está vivo o está muerto? Susurró un bosquecillo.
El tableteo de las ametralladoras
en el silencio de la puna ojo de tigre.
Los militares se reunieron en la Santa Cruz
para negar el cadáver.
“El asunto de sus restos es cosa nuestra”,
farfullaron los militares.
“Tu hermano ha sido ya sepultado”, dijo
un vallecito de Bolivia.
“Es una pérdida continental” tronó un retórico.
Los expertos aseguran que el guerrillero acribillado
es el mismo que a los diecinueve años
entró en el Servicio.
Las autoridades quieren rodear el hecho
de todas las garantías necesarias.
Todas las Garantías Necesarias:
hay que traer el muerto a La Paz.
El padre no cree en la muerte del hijo.
El corresponsal británico certifica
que él es el único que lo conoció vivo.
(Gestos de dudas entre los circunstantes.)
“Luce más pequeño y delgado
que cuando hablé con él en la embajada”.
“Pero las penalidades sufridas, la selva boliviana,
el asedio, pueden explicar el cambio”.
“No es sorprendente”, aseguran sin inmutarse.
El agente norteamericano
lanzó un grito al verlo y salió huyendo.
“¿A dónde va?” le dijeron. “A ninguna parte!”
fue su brusca respuesta.
Torrentes de palabras y torrentes de versos
lloverán ahora sobre el héroe.
Pero el hecho desnudo será siempre su mejor epitafio
La silenciosa geografía americana
llevará ahora al hijo
a las vetas de su lívida plata.
Fue enterrado en secreto, en Valle Grande.
Guitarra en Duelo Mayor
I
Soldadito de Bolivia,
soldadito boliviano,
armado vas de tu rifle,
que es un rifle americano,
que es un rifle americano,
soldadito de Bolivia,
que es un rifle americano.
Soldadito de Bolivia,
soldadito boliviano,
armado vas de tu rifle,
que es un rifle americano,
que es un rifle americano,
soldadito de Bolivia,
que es un rifle americano.
II
Te lo dio el señor Barrientos,
soldadito boliviano,
regalo de míster Jonson
para matar a tu hermano,
para matar a tu hermano,
soldadito de Bolivia,
para matar a tu hermano.
Te lo dio el señor Barrientos,
soldadito boliviano,
regalo de míster Jonson
para matar a tu hermano,
para matar a tu hermano,
soldadito de Bolivia,
para matar a tu hermano.
III
¿No sabes quién es el muerto,
soldadito boliviano?
El muerto es el Che Guevara,
y era argentino y cubano,
y era argentino y cubano,
soldadito de Bolivia,
y era argentino y cubano.
soldadito boliviano?
El muerto es el Che Guevara,
y era argentino y cubano,
y era argentino y cubano,
soldadito de Bolivia,
y era argentino y cubano.
IV
El fue tu mejor amigo,
soldadito boliviano,
él fue tu amigo de a pobre
del Oriente al altiplano,
del Oriente al altiplano,
soldadito de Bolivia,
del Oriente al altiplano.
El fue tu mejor amigo,
soldadito boliviano,
él fue tu amigo de a pobre
del Oriente al altiplano,
del Oriente al altiplano,
soldadito de Bolivia,
del Oriente al altiplano.
V
Está mi guitarra entera,
soldadito boliviano,
de luto, pero no llora,
aunque llorar es humano,
aunque llorar es humano,
soldadito de Bolivia,
aunque llorar es humano.
Está mi guitarra entera,
soldadito boliviano,
de luto, pero no llora,
aunque llorar es humano,
aunque llorar es humano,
soldadito de Bolivia,
aunque llorar es humano.
VI
No llora porque la hora,
soldadito boliviano,
no es de lágrima y pañuelo,
sino de machete en mano,
sino de machete en mano,
Soldadito de Bolivia,
sino de machete en mano.
No llora porque la hora,
soldadito boliviano,
no es de lágrima y pañuelo,
sino de machete en mano,
sino de machete en mano,
Soldadito de Bolivia,
sino de machete en mano.
VII
Con el cobre que te paga,
soldadito boliviano,
que te vendes, que te compra,
es lo que piensa el tirano,
es lo que piensa el tirano,
soldadito de Bolivia,
es lo que piensa el tirano.
Con el cobre que te paga,
soldadito boliviano,
que te vendes, que te compra,
es lo que piensa el tirano,
es lo que piensa el tirano,
soldadito de Bolivia,
es lo que piensa el tirano.
VIII
Despierta, que ya es de día,
soldadito boliviano,
está en pie ya todo el mundo,
porque el sol salió temprano,
porque el sol salió temprano,
soldadito de Bolivia,
porque el sol salió temprano.
Despierta, que ya es de día,
soldadito boliviano,
está en pie ya todo el mundo,
porque el sol salió temprano,
porque el sol salió temprano,
soldadito de Bolivia,
porque el sol salió temprano.
IX
Coge el camino derecho,
soldadito boliviano;
no es siempre camino fácil,
no es fácil siempre ni llano,
no es fácil siempre ni llano,
soldadito de Bolivia,
no es fácil siempre ni llano.
Coge el camino derecho,
soldadito boliviano;
no es siempre camino fácil,
no es fácil siempre ni llano,
no es fácil siempre ni llano,
soldadito de Bolivia,
no es fácil siempre ni llano.
X
Pero aprenderás seguro,
soldadito boliviano,
que a un hermano no se mata,
que no se mata a un hermano,
que no se mata a un hermano,
soldadito de Bolivia,
que no se mata a un hermano.
Pero aprenderás seguro,
soldadito boliviano,
que a un hermano no se mata,
que no se mata a un hermano,
que no se mata a un hermano,
soldadito de Bolivia,
que no se mata a un hermano.
Ver la selección
completa de poemas
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Luis Pavón Tamayo
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Fina García Marruz
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Muy interesante la web
El archivo de Connie:
Documentos, fotografías y publicaciones
de la vida cultural y universitaria de
la Habana en la década
de 1960 y algo de la década de 1970.
(de dónde hemos sacado la vista parcial de Descubrimientos).
Puede visitarsepinchando aquí
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