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HISTORIA CHICHIMECA (Fernando Alva Ixtlilxóchitl)

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CAPT. LXIX Que trata en qué año y tiempo nació el valerosísimo infante Ixtlilxóchitl, y las cosas que hizo en su niñez y puericia

Cierto que son muy de notar y considerar las maravillosas obras de Dios nuestro señor, y el muy gran orden y misterio que en sí contienen, y para qué fin las hace y dispone, entre las cuales son muy de notar los nacimientos tan extraños de algunos príncipes como fue el de este infante Ixtlilxóchitl, que fue casi a los dos meses primeros del año de 1500, al tiempo y cuando en la ciudad de Gante nació el felicísimo y poderosísimo emperador don Carlos (de gloriosa memoria) nuestro señor, pues ambos fueron instrumento principal para ampliar y dilatar la santa fé católica. Y no es menos de considerar el muy dichoso nacimiento de don Fernando Cortés, señor marqués del Valle, que fue en el de mil cuatrocientos ochenta y cinco, quince años antes y al tiempo y cuando nació el perverso Martín Lutero; éste para contaminar y deshacer nuestra santa fe católica y sagrada religión, y aquél para ampliarla como se verá en el discurso de esta historia. Hubo muchas señales y pronósticos en el nacimiento de este infante, que muy a la clara manifestaron lo que después vino a suceder; y los astrólogos y adivinos de su padre el rey, entre otras cosas que pronosticaron de él, dijeron que andando el tiempo, este infante había de recibir nueva ley y nuevas costumbres, y ser amigo de naciones extrañas y enemigo de su patria y nación, y que sería contra su propia sangre; dijeron que él vengaría la sangre de tantos cautivos que se acababa de derramar, y sería total enemigo de sus dioses y de su religión, ritos y ceremonias; con lo cual persuadían al rey su padre, que con tiempo le quitasen la vida, y él les respondió que era por demás ir contra lo determinado por el Dios creador de todas las cosas, pues no sin misterio y secreto juicio suyo le daba tal hijo al tiempo y cuando se acercaban las profecías de sus antepasados, que habían de venir nuevas gentes a poseer la tierra, como eran los hijos de Quetzalcóatl que aguardaban su venida de la parte oriental; y con esto desvelaba el rey a sus consejeros y adivinos. Fuese criando Ixtlilxóchitl con tanta viveza y agudeza, que bien mostraba lo que había de venir a ser, y a sus amas las traía confusas y admiradas, porque siendo de edad de tres años poco más, mató a la ama que le daba el pecho, y fue la causa que viendo el niño a un caballero de palacio requestarla, pidió le diese agua de beber y que había de ser sacada de un pozo, y al tiempo que se bajó a sacar el agua con una soga, la arrempujó, y como descuidada de tal cosa cayó dentro del pozo, y por presto que la quisieron socorrer, por ser tan angosto y hondable se ahogó, y el niño comenzó a buscar piedras para echarlas encima de su ama, lo que causó admiración, y lo llevaron a la presencia del rey su padre, y preguntándole éste ¿por qué causa había muerto a su madre y ama que lo criaba?, dijo que en la sala donde les leían las ochenta leyes, se mandaba que nadie requestase a las damas y criadas de su palacio, ni ellas diesen ocasión, pena de la vida; y que su madre se requestaba con uno de los caballeros de palacio, y así la mató por cumplir con la ley, de que el rey, sabiendo ser todo cierto, se quedó escandalizado de ver semejante hecho por una criatura de tan poca edad. Desde que tuvo siete años comenzó a formar escuadrones y ejércitos con los muchachos, haciendo a sus ayos y maestros que hiciesen cantidad de pelotas de espadaña y junco, y muchas flechas de lo mismo, con que peleaban y les servían de munición; y muchas veces cuando se le venían a acabar, aguijaba las piedras y guijarros, con que lastimaba y descalabraba a muchos de los muchachos, y traía a la ciudad con gran alboroto y alarido de muchachos; y el rey su padre le pasaba que hiciese semejantes demasías y reprendía a sus ayos y maestros porque le iban a la mano. Dos señores de los consejeros de su padre le dijeron que mirase que convenía quitase la vida a este infante, pues siendo tan muchacho era tan demasiado de bullicioso, que si él venía a ser hombre había de poner en muy gran riesgo a todo el imperio, porque tenía los pensamientos demasiado altos y soberbios, por cuya causa desheredaría a sus hermanos y a otros señores; y aunque el rey no condescendía con su consejo, mas todavía le ponían en cuidado sus travesuras y reprendía ásperamente a sus maestros. No faltó quien de todo lo tratado con su padre se lo dijese y sus maestros le rogaron que se fuese a la mano, y no le viniese a suceder lo que se pretendía por los consejeros del rey su padre, pues no solamente a él le costaría la vida, sino que también pagarían con ella ellos, pues eran sus maestros, culpándolos por negligentes en su enseñanza y buena doctrina. Oyendo Ixtlilxóxhitl estas razones, una noche cogió a tres o cuatro mancebos de los de su guarda y enseñanza en el arte militar, de quienes mucho se fiaba, y con ellos se fue a las casas de estos dos consejeros, y aquella noche los hizo ahorcar a ambos, de manera que cuando vino a amanecer ya estaban ahorcados, sin que tuviesen lugar de librarse porque los llamaba a solas, y de secreto como que quería tratar con ellos negocios que importaban, y como venían a solas y libres de tal desgracia, los mancebos que llevaba consigo en un instante les fueron dando garrote y los colgaron como dicho es. Cuando amaneció y supo el rey lo que había hecho, lo mandó llamar ante sí, y le preguntó que ¿cómo había cometido una maldad tan grande en matarle sus consejeros? Respondió: "señor, nunca ofendí vuestros consejos, para que me desearan la muerte, e indignaran a vuestra alteza a que, si no fuera tan sabio y prudente, por su causa me mandase quitar la vida, sin haber cometido cosa que sea en contra de vuestras leyes y mandatos, y el ser yo belicoso y aficionado a la milicia, es lo más estimado y tenido en vuestro reino; y lo que es natural y viene de lo alto, es atrevimiento muy grande quererlo contrastar, y muy gran imprudencia oprimir la fuerza de la naturaleza, y crueldad desear la muerte al que no ofende, y así poderoso señor, quise ganar por la mano en quitar la vida a vuestros consejeros, pues quisieron contrastar la mía; y de esto no hay en toda vuestra corte persona alguna que sea culpada más de tan solamente la mía, porque si ayuda tuve, mis criados hicieron lo que deben a su señor". Con que el rey no supo con qué ocasión poderle castigar, porque le parecieron sus razones tan vivas y fundadas, que de su parte no había hecho cosa indebida ni vileza para poder ser castigado, mas tan sólo una ferocidad de ánimo, pronóstico lo mucho que había de venir a saber por las armas; y así el rey le dijo, que se fuese a la mano, y que si como era verdad que aquellos señores le habían aconsejado con petición para que lo mandase matar, no lo fuera, que sin duda ninguna que le costara la vida, e hiciera con él un ejemplar castigo. Esto hizo siendo de edad de diez a doce años, y cuando tuvo los catorce cumplidos salió a ejercitar su persona en los campos de Tlaxcalan y Huexotzinco, en donde hizo maravillas; y cuando vino a tener los dieciseis, ya tenía las borlas e insignias de gran capitán, Porque a estos tiempos vino a morir el rey, su padre, y se opuso contra su hermano el rey Cacama, impidiendo su coronación y jura.

CAPT. LXXII Que trata de las señales y prodigios que hubo antes de la destrucción y fin del imperio


En el año de 1510 que llamaron macuili toxtli, fue cuando apareció en muchas noches un gran resplandor que nacía de la parte de oriente, subía en alto y parecía de forma piramidal, y con algunas llamas de fuego, el cual causó tan gran admiración y temor en toda la tierra, que aún los muy entendidos en la astrología y conocimientos de sus adivinanzas y profecías se hallaban confusos; aunque de muy atrás tenían noticias, y hallaban en sus historias, que ya se acercaban los tiempos en que se habían de cumplir las cosas que dijo y pronosticó Quetzalcóatl y otros filósofos y sabios antiguos; y a quienes más cuidado les daba era a los reyes Nezahualpiltzintli y Motecuhzoma, como personas que en ellos se había de ejecutar el rigor de las mudanzas del imperio, y como el rey de Tetzcuco era tan consumado en todas las ciencias que ellos alcanzaban y sabían, en especial la astrología confirmada con las profecías de sus pasados, además de la aflicción en que se veía, menosprecio su reino y señorío, y así a esta sazón mandó a los capitanes y caudillos de sus ejércitos que cesasen las continuas guerras que tenían con los tlaxcaltecas, huexotzincas y atlixcas, para el ejercicio militar y sacrificio de sus falsos dioses; y contra las provincias remotas en donde tenían sus fronteras y presidios, que tan solamente las guardasen y defendiesen sin hacer algunas entradas, para que el poco de tiempo que le restaba de señorío y mando, le gozasen con toda paz y tranquilidad. Por otra parte, el rey Motecuhzoma tenía muy gran deseo de comunicar con él sobre las señales y de sus operaciones, y como estaban desavenidos y encontrados, el rey Nezahualpiltzintli por el gran pesar que tenía de la muerte y alevosía que contra su yerno el príncipe Macuilmalinatzin había hecho Motecuhzoma, y éste porque asimismo formaba otras quejas, que era la una la justicia tan severa y pública que Nezahualpiltzintli había hecho con su hermana la reina Chachiuhnenetzin, y las otras asimismo de otros dos castigos que había hecho, el uno contra el príncipe Huexotzincatzin su sobrino, y el otro contra su suegro señor de Azcaputzalco Tezozómoc, se juntaron los dos reyes y satisfaciéndose cada uno de su queja, trataron muy largamente sobre lo que el cielo les amenazaba, y el rey de Tetzcuco dijo que todo se cumpliría sin que tuviese remedio alguno, y para que echase de ver el rey Motecuhzoma en que estimaba su reino y señorío, le propuso que se lo jugaría a trueque de que si le ganaba al juego de la pelota tres rayas, le diese tres gallos monteses, y que de ellos tan solamente quería los espolones, porque echase de ver en qué tanto estimaba todo lo que tenía y poseía; y así los dos reyes jugaron a la pelota, y habiendo ganado Motecuhzoma dos rayas continuas, que ya no le quedaba más de una para hacerse señor de los aculhuas, comenzóse a alegrar y regocijar sumamente, y el rey de Tetzcuco que de intento se había hecho perdedizo, le dijo al rey Motecuhzoma que muy presto pararía aquel gusto de imaginarse hecho señor absoluto del imperio, y echaría de ver cuán mudable yperecedero es el mandar y gozar las cosas que ofrece el mundo, y que en testimonio de ser cierto y verdadero lo que decía, lo echaría de ver en el discurso del juego, porque aunque había ganado dos rayas, no le ganaría; y así prosiguiendo el juego, aunque el rey Motecuhzoma hizo todo lo posible para ganar la raya que le faltaba, no pudo. Nezahualpiltzintli, ganó haciendo todas las tres rayas, y habiéndolos festejado, y tratado de otros negocios, el rey de Tetzcuco se retiró a su casa y corte. Cada día se veían nuevas señales y grandes prodigios y portentos, que anunciaban la ruina y total destrucción de toda esta tierra y mudanza de todo el imperio.


CAPT. LXXVIII Que trata cómo dio principio Cortés a la conquista de esta Nueva España hasta llegar a Potonchan


Antes que partiese Cortés de la isla de Guaniganiga, hizo una larga y discreta plática a los suyos, trayéndoles a la memoria el premio grande que conseguirían sus trabajos y el gran servicio que harían a Dios nuestro señor, si con ánimo y celo de cristianos acudían a la conquista, más para convertir almas, que para quitarles haciendas a aquellas naciones gentílicas y bárbaras. Partió de esta isla el año de mil quinientos diecinueve a veintiocho de febrero, y dio por contraseña a los suyos el nombre del bienaventurado apóstol San Pedro, su abogado; y con el recio tiempo que le hizo, tomó tierra en la isla de Acozanil, y los moradores de ella de miedo se fueron al monte desamparando sus haciendas y casas; y entrando algunos de ellos a la tierra adentro, allí trajeron a Cortés cuatro mujeres con tres criaturas, y por señas entendió que la una de ellas era la señora de la tierra y madre de los niños, y con el buen tratamiento que Cortés los vio asegurados y contentos, les comenzó a predicar la fe de Cristo, rogándoles que adorasen la cruz y una imagen de nuestra Señora, los cuales con todo placer la recibieron y quebraron los ídolos de su templo, y en lugar de ellos puso Cortés la cruz e imagen de nuestra Señora, teniéndolo todo en muy gran veneración los indios, y dejaron de sacrificar los hombres; y les dieron nueva que hacia Yucatán había también hombres barbados como los nuestros; Cortés envió allá para saber si era así, y tardaron tanto los que fueron, que Cortés no quiso esperarlos. Tomó tierra en Yucatán en la punta que llaman de las mujeres, y por parecerle aquella tierra ruin, se fue a Catoche, mas hizo agua la nao de Pedro Alvarado, y para remediarle se volvió a la isla de Acuzami. Estando en ella un domingo de mañana, primero de cuaresma vieron llegar una canoa a tierra, en que venían cuatro hombres desnudos con sus arcos y flechas, y arremetiendo algunos de los españoles con ellos con sus espadas desnudas, pensando que eran de guerra, estando cerca se adelantó uno de los cuatro, y comenzó a hablar en español y dijo: "señores ¿sois cristianos?" de que se maravillaron los nuestros y respondieron: "sí somos y españoles". Entonces se puso de rodillas y dijo llorando de placer: "infinitas gracias doy a Dios que me ha sacado de entre infieles y bárbaros. ¿Qué día es hoy señores?, que yo pienso que es miércoles". Respondiéronle que no era sino domingo. Levantóse en pie y Andrés de Tapia lo llevó con los demás muy alegres a Cortés, el cual le preguntó que quién era y cómo había venido allí. Dijo que se llamaba Hyerónimo de Aguilar y era natural de Eziga, y que en el año de mil quinientos once, viniendo del Darién a Santo Domingo por dineros para la guerra que hacían cuando las contiendas de Diego de Niqueza y Vasco Núñez de Balboa, dieron al través en una carabela junto a Jamaica, y por guarecerse se metieron veinte personas en un batel, de los cuales murieron siete en la mar y los trece tomaron la provincia de Maye, en donde fueron presos de los indios y vinieron a poder de un cruelísimo cacique que se comió a Valdivia después de haberlo sacrificado, y a otras cuatro, haciendo un banquete a sus amigos y criados, y Aguilar y los demás quedaron a engordar para comerlos en otra ocasión; pero soltáronse de la prisión y vinieron a poder de un cacique, gran enemigo del otro que los tuvo presos, el cual los trató muy bien mientras vivió, y lo mismo hicieron sus herederos; que todos sus compañeros se habían muerto, y no había quedado más que él y un Gonzalo Guerrero, que se casó en aquella tierra, quien estaba muy rico y no quiso venir con él, porque tuvo vergüenza de que le viesen las narices horadadas al uso de la tierra. De estas nuevas se holgaron todos mucho, aunque les puso gran temor oir que iban a tierra en donde se comían a los hombres. Importó mucho a Cortés el haber topado con Aguilar, porque siempre le sirvió de lengua, y sin él se tuviera grandísimo trabajo; y así tuvieron por milagro el detenerse por el desmán que tuvo la nao de Alvarado, pues de otra manera no toparan con él. Otro día después, Cortés mandó a jerónimo de Aguilar predicase a los indios la fe de Cristo pues sabía su lengua, y lo hizo tan bien, que por sus amonestaciones se acabaron de convertir, los cuales tenían una cruz por dios que llamaban el dios de la lluvia. Partidos de Acuzami, tomaron puerto en el río Tabasco que se llama de Grijalva, por haber estado allí primero, y entrando Cortés por el río arriba reconoció un pueblo cercado de madera con sus troneras para tirar flechas, y salióle al encuentro mucha gente armada en canoas, que peleó con ellos hasta venir a ganar aquel pueblo que se decía Potonchan, que fue el primero que se ganó en la tierra firme de las Indias. Durmió Cortés aquella noche dentro del templo mayor con todos sus compañeros sin recelo, por haber los indios desamparado el lugar, y otro día envió por tres partes a reconocer la tierra, con deseo de haber algún natural de aquella tierra para informarse de los particulares de ella, y para con él, enviar a llamar al cacique sobre seguro. Trajéronle tres o cuatro que despachó muycontentos para su señor, y rogáronle mucho que viniese sin temor, porque él no venía para agraviarle, sino para declararle grandes secretos, y aunque anduvieron dos días yendo y viniendo, nunca el cacique se quiso dejar ver..



Fernando Alva Ixtlilxóchitl,
Historia chichimeca, 1610-1640

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Y de la misma obra:

Los Xompancuícatl
o Cantos de Primavera
de Nezahuelcoyotzin
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Hernán Cortés
quema sus naves
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Alva Ixtlilxóchitl, Fernando (Méjico 1568 h. - 1648 h). Historiador. Hijo de Juan de Navas Pérez de Peraleda y Ana Cortés Ixtlilxóchitl, es descendiente directo del señor acolhúa de Texcoco Nezahualcóyotl. Tampoco le falta sangre tenochca heredada de doña Beatriz Papantla, hija de Cuitlahuac, efímero penúltimo tlatoani ("soberano") de Tenochtitlan, vencedor de la Noche Triste. Nacido hacia 1568 probablemente en San Juan de Teotihuacan o Texcoco, como hijo de español y mestiza su educación es una mezcla de ambas tradiciones culturales, dominando tanto el nahuatl como el castellano. La síntesis de ambas herencias culturales se reforzará en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, donde estudiará. Posteriormente fue juez gobernado de Texcoco (1612), intérprete del Juzgado de Indios y gobernador de Tlamanalco (1621). Interesado en la escritura sobre la historia de su pueblo, recopila cantares antiguos e interpreta y vierte al nahuatl viejas pinturas que representan hechos y personajes históricos. De esta labor surgen varias obras, como las cinco relaciones de los toltecas, doce de la historia de los pueblos chichimecas, las "Ordenanzas de Nezahualcoyotl" o la "Historia larga" o trece relaciones de la noticia de los pobladores.
Su deseo de recuperar el pequeño señorío familiar le hace escribir dos memoriales, "Sucinta" y "Sumaria", dirigidos a los virreyes Luis de Velasco y fray García Guerra. Su obra más importante es la "Historia Chichimeca", escrita en castellano, donde recoge las pinturas, las relaciones de los indios viejos y los cantares de transmisión oral. Su visión texcocana de los hechos -Texcoco, aunque aliado de Tenochtitlan, conserva cierta rivalidad- debe ser contrastada con la visión más cercana a los tenochca de Tezozomoc. Falleció Alva Ixtlilxóchitl hacia 1648.

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