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Fotografía: archivo Barricada |
Alguien quiso abrir alguna puerta.
Duelen sus manos aferradas a su prisión de huesos de mal agüero.
Toda la noche ha forcejeado con su nueva sombra.
Llovió adentro de la madrugada y martillaban con lloronas.
La infancia implora desde mis noches de cripta.
La música emite colores ingenuos.
Grises pájaros en el amanacer son a la ventana cerrada lo que a mis males mi poema.
(de Balconcillos)
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