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LA CARAJICOMEDIA - Coplas XLI a LX (Anónimo)













Asia la Menor. Cop. XLI.

Buscando una puta, mis ojos cansados,
topé con aquella, que Gracia dijeron,
cuyos ojos, jamás no se vieron,
honestos, seguros, ni bien sosegados.
Y los sus carrillos tanto llorados,
alegres, risueños, los vemos en pronto.
O puta taymada, salida d'Esponto,
do sastres y abades, son bien regalados.

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Gracia, es una mujer enamorada, gran labrandera : ea hermosa y dispuesta : empero en sus ojos, parece bien ser ni casa, la figura déla lujuria, según la copla lo declara. Es mujer que continuo está en su puerta labrando ; y por maravilla pasa ninguno, que ella no lo mire. Está de tál manera, que mas que tablilla de mesón, publica su coño, ser hospital de Carajos, ó hostal de cojones. Dizese que andando ésta en la Corte, por su causa, mataron un su amigo, por el cual ella muchos dias ejercitó las lágrimas, hasta qu'el cuerpo fué enterrado : y luego, olvidando sus angustias, dejó de más lamentar, y dióse á seguir las armas, como de primero. Agora es amiga de un sastre, y tiene también algunos jirones eclesiásticos, á los cuales, á los unos surze y sobrecose, y á los otros rapa la corona : y tiene gran afición, con todo el brazo eclesiástico. Autores d'esto son, una gran puta vieja que en su compañia tiene, llamándola, Madre? Reside en Valladolid, porqu' está de-sterrada déla Corte.


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Cop. XLII.

Vimos aquella que Europa dijeron,
la Salzedona, que, sin tela, justa :
y es tal justadora, que no barahusta
lanza ni encuentro, de cuantos le dieron.
Y contra un tirón, luego parecieron,
mis largos, y flojos, cojones metoes,
los cuales te ruego, señora, que loes,
puesque vezinos de tu culo fueron.

Esta Salzedona, es de Guadalajara: yo no la conozco: mas hay autores que dizen ser mujer plazentera á sus amigos : fué amiga del señor Fajardo : reside allí en Guadalajara, á loor déla humana lujuria. .



Cop. XLIII.

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En esta provincia, no muy jenerosa,
vi nuestra Itamirez, según nuestro uso,
que luego al principio, dá por concluso,
cualquier pleyto c' ande sobr' esta tal cosa.
Saliesse de tierra, tan mucho famosa,
enjemplo que á todas enjemplificase,
porque la jente d'España gozase
d'estirpe de putas a tan lujuriosa.

Esta Ramírez, asimismo, es de Guadalajara : fué amiga de Fajardo, y es jubilada ; pero no en los desseos. Es mujer de buen conven, y que ha gana de avenirse con quien la habla. No la conozco : fama tolat.
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Cop. XLIV.

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Mirando mi pija, contr'al Mediodía,
hasta los muslos se cuelga y abaja,
y toda la verga, mayor que una caja,
con los cojones, qu'es cosa muy fria :
hasta las tripas, mi mal se tendia,
piedra y arenas, me dan gran dolor,
el cuerpo está malo, el carajo peor,
tanto qu'el coño, mohoso tenía.


Cop. XLV.

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En Medina el Campo, ganando vi estar
á essa Narvaéz, que ya encanecía,
cachonda, lendrosa : y en la mancebía
vi Ana de Medina, la muy singular ;
en cuyo coño, si prueban llegar,
carajos helados, s'encienden de fuego,
y arrechos, calientes, ahoganse luego,
que puede dar fuegos, por pijas robar.


Esta Narvaez, se lee en el Reportorio délas putas, después que pasó de diez años, haberse dado tanto al ejercicio del hodér, que mas de sesenta años ha espendido en ello : é ya por discurso de tiempo, y no mudar costumbre, estáte todavía enla putería de Medina del Campo, á beneficio de natura, con un rétulo sobre la cabeza que dize. " Desseosa, sed non saciata usque ad mortem." Ana de Medina, es jentil mujer, y tiene sus beneficios en Burgos: paga diezmo de XXXV años, al alguacil del Obispo : ha sido mujer de buen fregado : en la cual, este miraglo hoy en dia parece. Autores son, mil lejiones de Carajos, fríos y helados y contrechos, que allí han recebido perfecta curación, y escaldación.

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Cop. XLVI.

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La menor Fonseca, me fué demostrada,
y el Olimpo frayle, qu'en ella resede,
la cual en hodér, las nubes ecede,
por do la Merced, ya está desolada :
magüer muy hermosa, está sobajada
del cabez mordido, nefando tirano,
que ruego yo á Dios, me venga á la mano,
porque mi alma del, sea vengada.

Dos hermanas son, Fonsecas, naturales de Toro : residen en Valladolid : son jentiles mujeres, especialmente esta menor, de quien habla el Autor. La cual tiene por amigo, al Prior déla Merced, que en tanto grado la quiere, que las paredes del monesterio desuella, para dalle : y, cierto, es ésta una délas mas hermosas mujeres, que yo haya visto en esta tierra; y a quien yo tengo gran devoción. A esta mujer, imitando las santas pasadas, que hay de su casa, á una puerta falsa del monesterio ; topé una noche, casi á las diez, que iba á visitar al santo frayle : la cual, como me vido ; inflamada d' Espíritu santo, porque no la conociesse, comenzó á coxquear ; y visto por mi, magüer bien no me determinase ser ella; cortesmente le comenzé á hablar, suplicándole se sirviese de mi compañía: la cual, con silencio, nunca me dio respuesta ; y como en el no usado coxquear se descuidase, yo riendo le dije :— " Señora, no seáis ingrata, pues por mis oraciones, habéis cobrado sanidad, en este sancto camino que lleváis." La cual, comovida á risa, en la voz, algo fuy mas certificado ser ella, y dije :— 'Ya n'os m'encubrays mas, señora, que por mi vida, que sois mi señora Fonseca. Entonces ella, la cabeza inclinada con jentil gracia, me respondió. “ Por mi vida, señor, que mentís : mas pidoos por merced, que no me sigáis mas : y pues me conocéis, si soy essa, vedine en mi posada." Y, besándole las manos por no la enojar, me volví. Después, sobre esto, entre mi y ella, han pasado grandes cosas prolijas d'escrebir.
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Cop. XLVII.

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Vi tres putas viejas; conviene á saber,
Gudinez, Miranda, la Paez en persona,
que cada una d'ellas merece corona,
no una tan sola, mas tres á mi ver ;
de miel, y de pluma, y de mucho papér,
pues en tres oficios cada cual resalta,
alcahueterías, y hodér que no falta,
y hechizos crueles que usan hazór.

Si las maldades d'estas tres putas viejas oviesse d'escrebir, ni papel bastaría, ni mano lo podría sofrir. Pareció bastar que diga algo, siquiera para consolación de algunos devotos qu'esta obra leeráu. Es de saber, qu'esta primera se llama Inés Gudinez, qu'es la mas maldita puta vieja que ab inicio nació : d'esta es publico, que agora en sus postrimeros dias, sellando su vida, cometió el mas vil crimen, que Celestina nunca hizo, y fué que vendió una hija suya á un frayle por ciertos dineros, la cual el frayle, [no] hallándola virjen, volvió á su madre, diziendo le volviese sus dineros : Y la mala vieja le rogó la esperase, hasta que otra vez pudiesse vender á su hija ; y vendida, de parte de los dineros, pagó al frayle. Y porque lo otro era precio de sangre: emit agrum, &c. Esto en cuanto á ésta puta vieja.

La segunda se dize, María de Miranda. Esta es mesonera, y muy grandissima puta vieja, la cual por muchos trabajos, que en mas de setenta años, que tiene á cuestas, ha passado, jamás ha olvidado el hodér : repartiendo sus ganancias á tales hodedores. Esta, ha pocos dias, que teniendo un mancebo Vizcayno por amigo, el cual llevando otro consigo llamado Aguirre ella, ardiondamente, se cachondo tras el Aguirre, y desprivando al primero, con la mala cara, le daba del onze despedida. Conocido por él, una mañana aparejó un Gladio ancipitis in manibus eorum, y retozandola, la provocó al juego de Venus:— pues alzadas, la puta vieja cruel, sus haldas, el joven con grande saña, sacando el cuchillo, le dio en aquel coñarón, dos cuchilladas á la luenga, diziendo:—" Qualem te invenio, talem te acuchillo"— Y hecho esto, Reccdit paululum— Visto esto, el nuevo, Aguirre, acordó de darle un repelón en lo mejor parado de sus bienes, y alzó velas, Domino adjuvante et sermonen confirmante. Autores d'esto, mil cricas que de tal caso quedaron amortecidas de risa. La tercera se dice, Beatriz de Páez, que yo vos juro á Dios, no porque está ausente, mas Dios creo que no crió, mas abominable cosa, qu'esta mala vieja. D’ésta no he visto testo expreso, mas su fama vuela por el Universo. En conclusión, qu'estas tres, se pudieron bien señalar por grandísimas putas viejas, alcahuetas, y hecbizeras : sin otras tachas encubiertas. Y por no inficionar los ayres, cesso: rogando a nuestro señor las aparte de mi pensamiento, y á ellas trayga á tal estado, que emplumadas y enmeladas, con sus corazas, confiesen sus pecados en la escalera déla picota ; en tal manera, que merezcan sus cuerpos alcanzar aquella llama infernal, ad quam los verdugos perducat eas. Amem.

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Cop. XLIX. de Juan de Mena : y es d'esta cuenta XLVIII.
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Vimos allende, mayor qu' Etiopia
á Mari López con las tripodas,
la cual tu, letór, suplico que hodas,
siquiera sabrás qu'és tierra de Lopia.
La mal maridada vi en esta copia,
de coño veloze, délos tragonitas,
sufrir cojonadas á tan imperitas
que de fuerzas y cuño padecen inópia.

Esta Mari Lopez, es una mujer que gran parte del mundo ha corrido : es de gran cuerpo, y fea disposición : y es assi etiópe, es algo graciossa, la cual la sostiene : en muchas partes he visto celebrar su fiesta, y aun en el burdél de Valencia ha tenido cadira. Al presente, no sé do reside pero se sabrá, porqu’ es mujer qu’en la Corte muchas se halla. La Malmaridada se dize por una señora llamada Peralta, de pequeña edad y hentil dispusicion; la cual por sus pecados caso con hombre tan feble, viejo y de mala complissión, que ella tiene harta de mala ventura. De coño veloce : id est, coño cruel, ardiendo, que siempre está muerto de hambre. [A]si el diablo haya parte en quien tal casamiento hizo, que, por mi fé, yo tengo harta passión, por no suplir las faltas d'este puto viejo carcomido. Autores d'esto son sus quejas de la desdichada : y á cualquier que la habla dá luego con ellas, por los ojos que arrechera pone, del dolor con que lo cuenta.

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Cop. L. de J. de Mena : y es d'esta obra XLIX.
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El Catamaymón luego fué patente,
y Francisca Saldaña, rejión de Paganos,
Juárez, Violante, con los cortesanos,
do cualquier paje se haze valiente.
A Mari Nuñez, conocimos siguiente,
guiñones, Luisa, con mas d' otra tanta
compaña de putas : y jente no santa,
siguiendo la corte, al bulto de jente.


Este Catamaymón, vulgarmente dizen los poetas, y yo assi lo creo y confiesso, ser uno de Talavera, llamado Luis Daza, en quien bien cabe este nombre qu'el poeta le atribuye. Esta Francisca de Saldaña, es assimismo de Talavera y de buen linaje ; la cual enviudando de un buen hidalgo, antes de tres meses se casó con este Luis Daza, al cual yo conocí moro : y aun su padre murió, llamándole Ali Maymún : de donde le vino este nombre, ó sobre nombre : pues sabido por honrados parientes d'ella el tal casamiento, y reprehendiéndola sobrello, ella con desver onzada cara les respondía. — " Dejadme, señores, que mas quiero asno que me lleve, que caballo que me darrueque." Muchos cnjemplos d'esta se podrían escrebir, que callo, por no ser enojoso á prolijidad. Mari-Xuarez, es ramera cortesana. Viamonte, assimismo. Son mujeres jentües y galanas, grandes maestras de avezar pajes : son continuas déla Corte. Marinuñez, asimismo, es mujer que haze bien délas suyas : sigue las ferias muy devotamente : es colejiál en la Corte. Quiñones, es muy jentil mujer : reside en Salamanca : gran danzadora de todas danzas : esta m'engañó cruelmente en Plazencia, y gozó mi virjinidád y mi bolsa. Luisa. Muchas son las Luisas, pero, ésta que toca el autor, y Quiñones; han sido gran tiempo compañeras : es bien dispuesta mujer : sigue los temporales ; do quier que se halla, reside en la casa del lobo.
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Cop. LI. de J. de Mena : y d'esta obra L.
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La Corte, esomismo, se nos representa,
con todas sus putas, muy descubiertas,
Vitoria, y Osorio, y otras tan ciertas,
que no es menester ponerlas en cuenta.
Y porque contarlas seríe gran afrenta,
baste que siempre cualquier que las vea,
si bien las mirare, por ciego que sea,
verá mas millares, de ciento y cincuenta.

Esta Vitoria, es mujer cortesana: la estoría no declara cosa ninguna de su vida; mas de, cuanto ella se mantiene, como buena, del trabajo de sus renes : no la conosco. Osorio. Esta conosco yo, gran tiempo ha : y por su causa, se quitó la seda en España, especialmente en Castilla. Esta ha sido muy galana mujer, y de mucha presunción : y estando la Corte en Toledo, ano de Mil CCCCXCVIII en fiestas; ésta Osorio sacó tan ricos atavios de oro y sedas, que la Reyna doña Ysabél, preguntando quién era, supo, ser, ramera cortesana : y con enojo, mandó quitar la seda en Castilla : lo cual, assi se mantuvo, hasta qu'el Rey Felipe entró en Castilla.


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Cop. LIII, de J. de Mena: y d'esta obra LI.
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Mostróse Samos, con la Olivares,
Maña de Burgos, con las Vulcaneas,
Ysabél de León, con las merdufeas;
y otras mil putas, que van por las mares.
Allí Marialvarez, con la Tabares,
y aquel cazador llamado Pompeo,
que andaba cazando, entrellas, do creo,
que cazara dos mil pedos a pares.

La Olivares, cortesana es : no se lee d'ella cosa, que de notar sea. María de Burgos, es jentil mujer : algo morena : muy graciosa. Comenzó á'ganár su axuár en Medina del Campo : agora reside en la corte : es abogada délos mercaderes. Ysabél de León, ha sido ramera cortesana : agora ya es jubilada : y los dioses la han convertido en costurera. Es, y ha sido tan merdosa, que merece bien ayuntarse á esta compañía merduséa. Marialvarez y la Tabares, (según escribe Carajo de consolación in meretricibus rerum) fueron dos bagassas compañeras ; entre las cuales, hizo mucho tiempo su vida este Pompeyo, Cazador del Rey : las cuales, en peer tanto se dieron á la virtud, que siempre amarillo le trayan. D'estas y d'éste, muchas cosas se podrían escrebir. Remítome á su Vida y Martirio, que presto se imprimirá.


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Cop. LIV. de J. de Mena : y Testa obra LII.

Según hazen muchos, en reyno estranjero,
si alguno viese, lo que nunca vido,
si no lo desdeña, y es detenido,

los otros retratan de tal compañero.
Así mi carajo, tuerto, grossero,
viendo los coños, estar cerca d' él,
mirábalos todos con jesto cruel,
y estábase quedo, como un majadero,

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Cop. LV. de J. de M. y d'esta obra LIII, en que redarguye la vieja á Fajardo.
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Assí retratado y redarguydo,
d'esta puta vieja seria yo, cuando
me vido estar quedo, y disimulando,
mi tiempo, mi seso, assí embebecido.
Y vi que me dijo : — " No stés aflejido,

déjate d'esso, que no haze al hecho :
mas pon recabdo d'estár bien arrecho,

que mas que Pompeo serás combatido.

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Describe tres ruedas. Cop. de J. de M. LVI. y d'esta obra LIV.

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Volviendo los ojos á do me mandaba,
vi entre mis piernas, puestas tres ruedas,
las dos redondas, pendientes y quedas,
en medio otra larga, derecha s'estaba.
Y vi que debajo d'ellas quedaba,
cayda por tierra la jente infinita,
que gran parte d'ella de suso va escrita
sin otra mucha que no m' acordaba.

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Pregunta D. F. á la vieja. Cop. LVII. de M. y d'esta obra LV.
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Vi la una rueda que no se movia,
que dentro en mi cuerpo se querie meter ;
la otra, de floja, queriese caer,
y un túrbido pelo, mi pija encobría.
Yo que de tal, plazer no tenía
fiz de mi dubda, complida palabra,
á mi guiadora, rogando que m' abra
aquesta figura de qué procedia.
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Respuesta déla puta vieja. Cop. LVIII. y d'esta obra LVI.
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La cual me respuso : saber te conviene
qu'en las tres edades que quiero dezír,
presente, pasada, y la porvenir,
tu gran impotencia mayor culpa tiene.
Mas yo que te guio, haré que resuene
tu fama por clara, y no por escura,
y que te desculpe tu obra futura
y aun la pasada, que no te condene.

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Cop. LXII. de J. de M. y d'esta cuenta LVII.



A la luenga rueda, mis ojos cercanos,
de nervios y venas la vi entretejida,
larga por orden, de buena medida,
y, en parte, parece ser de livianos.
Yo la medí con estas mis manos,
contando pulgadas, dos vezes siete,
y tienen tal lomo, que no podrá Lete,
ni coños que tope jamás quedar sanos.
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La orden primera déla Luna aplicada á Valladolíd. Cop. LXIII. de J.de Mena, y LVIII. d'esta cuestión.

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Pues vi Mari-Florez, la que sufrió
por arte forzosa, mas que por estinto,
un fuerte botín de veynte y un quinto,
y á vista de todos con grita huyó.
Maria Heredia nos apareció,
con vulto no pió, como el de Lucrecia,
y en bajo de todas Ortega la necia,
con otro botín que la escarmentó.

Según escribe Plutarco, en la Coronica délas ilustrissünas Bagassas, dos Mariflores residieron en Valladolid ; y están hoy en dia, la una en la Cal de olleros: (D'esta no habla el autor). La otra, al hospital d'Esgueva, y esta es ella la cual, en que, entre cosas qu'en su vida acaecieron, fué que una noche, yendo desfrazada, la toparon dos mozos d'espuelas, y según uso de Corte, sin conocerla, la comenzaron á hablar. Verbi gracia, &c. La cual, como gran Señora, los comenzó á maltratar déla lengua : lo cual le fué gran daño, porque hablando, fué, por el uno d'ellos, conocida : elcual, enojado d'ella, dijo : — " Pues no creo en Dios, Doña Puta, sino os doy el pago." Pues trabando d'ella los dos, la metieron en casa del Almirante, donde el Obispo d' Osma vive ; y metida en una cámara caballar, convocaron toda la familia de casa ; y luego de presente, se hallaron por cuenta, veynte y cinco hombres, de todos estados, bien apercebidos ; y prestamente desatacados, comenzaron á desbarrigar con ella hasta que la asolaron por tierra, y le hizieron todo el coño lagunajo d'esperma. Pues el capitán de' aquella jente, queriendo complazér la hueste y ejército, que alli habia traydo, proveyó en mandar tocar dos bozinas, muy fuerte ; á cuyo sonido, dos negros caballerizos vinieron. De los cuales, la triste, muy amedrentada, huyendo, s'escapó con gran risa de todo el ejército. T María d'Eredia. Es mujer enamorada: bien demuestra en su jesto la calentura cojonál que sufre de contino. Ortega bagasa casera : es muy gran necia, y usando de su necedad, en un estudio le fué dado un abominable botín de mas de cuarenta personas, que casi por muerta la dejaron, y escapada d'esta tribulación, votó de jamás navegar los estudios y asi lo mantiene. Muchas necedades ha hecho, dinas de memoria : á su estoria me remito. -



Cop. LXIV. de J. de M. y d'esta obra LIX.

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A tí, mujer, vimos, del gran Manseolo,
tú, qu'en divisas, nos profetizas
los cuernos que pones, y anatematizas,
no sé, por cierto, de uno tan solo.
Y á tí, pastelera Marina, con dolo
metida de gana, con nueva cautela,
en celdas escuras do no 'stá candela
saciando con priesa los cultos de Apolo.

D'esta Marina pastelera, es de saber qu'es ana mujer dispuesta, y de buen jesto, la cual ya tiene consumidos y ardidos en este mundo dos maridos ; y agora dá tras el tercero, por sus pecados llamado Navarro. El cual no ha muchos tiempos que habiendo acuchillado un hombre, sobre ciertas diferencias cornudales que tenia; huyó de Valladolid: y fué caso, que venido á noticia de un devoto frayle, gordo y bermejo, concedió, en su pensamiento, una consolación para esta su prójima; y hizose pasadizo por casa déla sobredicha, á la cual, hablando benignamente, le dijo : cómo su marido estaba ausente, &c. El repollendo frayle dijo : — " Devota hermana, sabed qu'en nuestra casa de la Trenidád, está retraydo : y ésto os vine yo a ilezir, porque él os ruega, secretamente le vaya[is] á ver esta noche. Y aun por qu'él es mi amigo, y aun por vuestra contemplación, haré tanto, que os esperaré ala puerta del monesterio. Y venid secreto, que yo soy el Portero." Creído esto, por la sobredicha, aparejó bien de cenar, y venida la noche, tomó una moza y la cena, y vínose para el lugar asignado, á dó ya la esperaba el bendito fratre ; y llegada allí, él le dijo . " Señora, enviad la moza, que harta honrra se os haze en que vos cutres en el monesterio ; que caro me costaría, si el Ministro lo sabe." Ella envió la moza, y fiando en la santidad del frayle, entra tras él : y asi como pasaban puertas, el frayle de mano y golpe las cerraba, hasta que llegó á su celda. Y ella preguntando por su marido, y él respondió: - “Señora, vuestro marido yo lo he de ser esta noche : por eso no recibays pasión, que cierto, yo tengo muy cargados los lomos : y aquí no se puede hazér otra cosa, que en devociones para vuestros finados se correjirá." Visto por ella, la dispusición y bermejéz del frayle, consintió en sus preces; y luego cenaron, y entremezclaron, á vueltas, las siete obras canónicas, con tanto hervor de devoción, que si el frayle rezaba un salmo ó verso, ella rezaba dos y aun tres, y metia coletas y otros responsos, en tal manera, que los dos llegaron al quinzeno salmo ; y después dijeron el miserere, y el retribue dignare, y el regen cojón de hombre vivo, y venite adoremus, y otras devociones : hasta qu'el frayle conociendo la gran devoción d'ella, y él no ser bastante ; acordó de invocar el auxilio de algunos novicios, los cuales, por ser la obra meritoria, vinieron seis ; los cuales ayudaron mucho al tentado frayle, y por su trabajo d'ellos, algún tanto se amortiguó la carne de la susodicha. Et, ideo, dicit textus — " Saciando con priesa los cultos de Apolo.'' Estoria auténtica es, lo cual ella no niega.
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Cop. LXV. De J. de M. y d'esta obra LX.

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También de otra parte, vi sublimada,
llena de cuernos, muy gran compañía,
y con los mayores, vi que tenia
Alonso Lobos, su frente ocupada.
O gran cornamenta, de mas de brazada !
O fino montero, miseria del siglo !
de hombre, tornado en bravo vestiglo !
que á todos espantas, y no te das nada !

Esta copla se debe tomar al pié de la letra porque harto va clara : y pública su vida y fortuna d'este abominable cornudo, que solamente, de los gajos que hay en los cuernos grandes que con sigo trae, podrían colgar dos mil calabazas : y adelante se dirá, de su notable mujer, alguna cosa digna de corónica.





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