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LA CARAJICOMEDIA - Coplas LXI A LXXX (Anónimo)

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Cop. LXVI. De J. de M. y d’esta cuenta LXI.
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Yo que veya ser muy espantosos,
los ya memorados, por causa diversa,
viendo su pena cruel y perversa,
los mis pensamientos no eran ociosos.
Miró la mi vieja, mis autos dubdosos :
" No te maravilles d' aquesto, respuso,
que crien tales cuernos en contra de uso,
que aun casos verás mas maravillosos."





LXII. -

Atento, según, me manda, mirando,
bagasas y putas, á tan por entero,
por escrebír muy mas verdadero,
daba mil vueltas, la vista jirando.
Vi sobre todas, qu 'estaba triunfando,
Ysabél de Herrera, tan mere profana,
que, de insaciable, toda la humana

lujuria querría tener á su mando.
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Esta Ysabel de Herrera, al préstate, es la prima de todas las putas del Universo: es la flor de las mujeres enamoradas en la fragua de los carajos, es la diosa de la lujuria, la madre de los huérfanos cojones, es la principal d'esta fama, es simiente de cojones, es un proprietatibus rerum coñatibilium et cojonatibilium.

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Cop. LXXIX. De J. de M. y d'esta cuenta LXIII. -
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Un poco mas bajo, vi estar la Contreras,
que bien ha gozado de jentes noveles,
con gran multitud de nalgas crueles,
que ardiendo mataba las otras hogueras.
O, Potro de Córdoba, si d'esta supieras,
cuando reynabas, en tiempo perverso,
qué borra, qué pluma, qué lana, qué verso,
qué clavos, qué manta, á ésta pusieras !

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Esta Contreras, es segunda déla fama: mujér de jentíl parecer : ha sido ramera en la corte mucho tiempo : agora es casada con un capitán de Cornualla: reside en Valladolid. La Copla publica bien su nobleza, mas no todo lo qu’ ella merece. Nuestro Señor cumpla lo que yo falto.
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Cop. LXXX. De J. de M. y d'esta cuenta LXIV.
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De otras no hallo, ni hago argumento,
cuya lujuria, magüer que reclama,
sus nombres no sé, ni menos su fama,
por esto s'escapan, d'éste tal cuento.
Mas no dejaré de dezír lo que siento :
es de saber, que hay muchas poltronas,
que dejan los legos, por sacras coronas,
y han, de vergüenza, menor pensamiento.

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Endereza la obra al carajo. Cop. LXXXI. de J.de M. y LXV. d'esta cuenta. -
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A vos, pertenece tal orden de dar,
carajo impotente, alevoso, traydór,
qu'esteys siempre arrecho, con mucho favor,
porque los coños n'os puedan culpar.
Y en esto, tál regla debéis de tomar,
que n'os descuideys, despierto ni en sueños,
y tengan seguros los culos sus dueños,
mas coño ninguno no le perdonar.
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Cop. LXXXI I. De J. de M. y d'esta cuenta LXVI. -
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Como las telas que dan las arañas,
carajos noveles, sabed ser átales,
pelad a los coños, ducados reales,
y hazéd y fenjíd amores y sañas.
Arrechád rezio, con fuerzas estrañas,
mostrád de las putas mintrosa cautela,
pasád dos mil vueltas, primero su tela,
y dadles después un par de castañas.
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Cop. LXXXIII. De J. de M. y d'esta cuenta LXVII. -
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Aprendan las putas vivir pobremente,
n'os tengan, mancebos, por brutos salvajes,
no piensen cegaros, con sus ricos trajes,
así como engañan, la vieja jente.
Vean el carajo arrecho, valiente,
y nunca sirvays por donde rechazen,
saquen dineros de necios que pacen,
hodedlas de balde, con buen continente.
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Difinición de impotencia, Cop. LXXXIIII. deJ.de M. y LXVIII. d'esta cuenta.
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Es impotencia, un descaymiento,
de pija y cojones, después de ya cuando,
la barba del hombre está blanqueando,
remoto por obras y por pensamiento.
No solamente por viejo yo cuento,
quien barba y cabello, en blanco trasmuda,
mas el que de floja, hodiendo trasuda,
y dá cojonadas, aprisa, sin tiento.
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Comienza la última orden de Venus jeneralmente aplicada. Cop. C. de J. de M. y LXIX. d'esta cuestión.
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Venidos á Venus, vi en grado caudál
los que en el fuego de su juventud,
dizen hodér, ser santa virtúd,
por el tocamiento matrimonial :
á todas partes vi gran jenerál,
por gula del coño caydos en mengua,
que no sabe como, se diga mi lengua,
cual d'ellas todas será principal.

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Cop. XC. De J. de M. y d'esta cuenta LXX.
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Estabas, Lobilla, muy vergonzosa,
vendiendo la honrra del triste marido,
de rezios cojones tu seso venzído
quesiste ser puta, mas no deseosa :
O, siglo nuestro, edad trabajosa !
si hallarían los que á esta buscasen
do desarrechár, si bien lo pagasen,
aunque toviesen la pija sarnosa.

Esta señora Lobilla, es nombre patronímico dirivatur ab illo nomine Alonso Lobos, su marido ; reside en Valladolíd, cabe San Salvador. Léese d'esta señora, que siendo niña, un dia oyendo el santo Evanjelio, tomó por si, aquella palabra Santa del Redentor que dize — " Qui venit ad me non ejiciam foras et usque in novisrimo die." La Guarda, es mujér de gran fuerza, y tan mañosa, que muchas vezes espera á su marido, que casi como venado viene bramando contra ella, y hurtándole el cuerpo, con las manos le traba tan rezio, délos cuernos, que á fuerza de brazos le haze besar la tierra. Autores, son, dos cuernos grandes que tiene pintados en sus reposteros, y otros muchos que tiene para servicio de su casa. -

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La orden de Salamanca y Toledo. Cop. XCI. De. J. de M. y LXXI. d'esta cuestión.

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No buenamente te puedo callar,
O, Mariblanca ; ni tanto desmán,
qu'estás en el paso mas hondo de afán,
y nunca das fin, jamás en amblar.
Cuál cachondez te pudo indinár,
Ysabél la Roja, cargada de leyes,
que dejas seguir las cortes de reyes,
por estudiantes, contino avezar ?

Esta Mariblanca, reside en un mesón de Salamanca, al paso déla Vega : es mujer muy retrayda de Vergüenza, y que tiene gran abstinencia de Castidad. Léese d'ella, que siendo amiga de un estudiante, una mañana estando en la cama, y habiendo él acabado de pasar carrera ; ella se hincó de rodillas en la cama, puestas las manos contra el cielo, mirando á un crucifijo ; y hinchándosele los ojos de agua, con devoción, á grandes vozes dijo. " O Señor! por los méritos de tu santa pasión, si merzéd en este mundo me has de hazér, sea esta : que, en mis días, no carezca de tal hombre como éste." Dizese mas, que dize esta señora cuando se halla entre otras dueñas de su trato, que al tiempo que tiene el carajo en el cuerpo, que se querría hallar en un teso ó cerro, qu'está fuera déla ciudad, media legua, por dar gritos á su plazér. Muchos dotores afirman, que en su juventud, anduvo peregrinando por puterías y burdeles ; empero Bartulo y el Baldo lo contradizen, en el Titulo — sica mulier, opiniones son bien variables. Ego credo bene hoc potest fieri secundum dispositio ejús. Ysabél la roja, Señores, debes saber, que casi fué arca de todo el Testamento Viejo : agora por ispiración de los dioses, es yuelta en Cristiana nueva: qu'en nuestro vulgar Castellano, llamamos, tornadiza. Reside en Salamanca : mujer bien hermosa : tiene audiencia real, noche y dia : Por otra parte, amuestra mochachos : es imponedora d'estudiantes : tiene un coño tan grande, como las paludes metoes : pésale, de qu'encuentra con algún buen hodedór, diziendo : — " que quién pudo sacar tan buen oficial ? “— Cuando algunos passan por allí, que no saben su casa, ella les dize luego: — " Hic est requies mea." Y otras grandes cosas cuentan d'ella, que mi cortedad no publica; salvo qu'ella vire, por rejistro, Novi et Veteris Testamenti.

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Cop. CIV. De J. de M. d'esta cuenta LXXII. -
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De las Vejaranas, la Madre jigante
allí la hallamos, que toda se alacia,

terciando su hija con mucha falacia,
y luego Piedrosa estaba delante,
con el desaynado Moreno su amante,
llorando sus tristes autos indinos :
y ví á Beatrizica, con los Agustinos,
y Ordenes todas cumplir su talante.

Vejaranas, son madre y hija, que cumplen bien el proverbio: si puta la madre, &c. Empero ya ella traspaso su derecho en la hija; y tenia lo posible : hazen las dos lo que pueden. Viven en Salamanca, á la Cabestrería, porque allí es casi como priora de algunas bagassas, que allí están en relijión : y merece cualquier dignidad. Pedrosa, reside en Salamanca : es mujer gruesa ; gran nalguda. Esta desaynó al Bachiller Moreno, i fuerza de amblar. Entre otras cosas que d'ella son públicas, es, qu' estando hodiendo, desata con los dedos délos pies, un paño de tocar, al que tiene encima : y en aquél auto, está como rabiosa, dando bocados do puede : y a las vezes, muerde las sábanas, ó manta ó almohadas; y atápase las narizes y oydos, por no resollar. Beatrizica, bien ha sus XXXI años : mas aunque haya ochenta, nunca será Beatriz ; porqu'ésta, es maldición, que le dio la deesa Morales, porque se echó con un su amigo. Vive en Salamanca ; y hasta hoy, no se halla, estudiante, haber venido alli queno la haya cabalgado. Nunca Licenciado ni Dotór alli se hizo, á quien ella no examinase primero si era hábile : y si le halla tal, dale su voto.
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Cop. CV. De J. de M. y d'esta cuenta LXXIII.

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Tanto andovimos, rincones mirando,
que nos hallamos en las mancebías
á do las Cáceres, gastaban sus dias,
en Toledo saben, el cómo y el cuando.
Y mas adelante, vi estar cojeando,
Ysabél d'Ayala, de nuestra nación,
do vi que llorando dize tal canción,
en hechiziaco verso gritando :
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Cop. CVI. De J. de M. y d'esta cuenta LXXIV.
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Amores me dieron coroza, señores,
porque mi nombre, por mas bocas ande,
que puesto que fuesse de chico ó de grande,
yo les hazia complír sus amores.
Frayles, Abades, sochantres, cantores,
cantadme estos versos, que tanto me plazen,
pues tengo por bien, el mal que me hazen
Obispo d'Acadia, por darme dulzores.

Esta Cáceres, se dize, que tomó tan gran devoción en la putería de Toledo, que ha mas de treynta años que no salle de allí á Dios[gs.]. Es su costumbre, estar á su puerta, muy devota, enclavijadas sus manos, cantando lamentaciones muchas vezes, recibiendo el precio de su persona, bailando dineros falsos. Cepit jurari et detestari. Es mujer muy antigua en este trato : muchas cosas buenas se leen d'ella. Ysabél d'Ayala, es una gran puta vieja, no disminuyendo su alcahuetería : residió gran tiempo en Guadalajara, hasta que le fué allí librado un centenario, y con el cantar de la Reyna, y aflojándole las moscas ; fué dada en exilio : la cuál se fué á Toledo, y allí hace hoy en dia milagros ; especialmente una reciencasada, que había parido tres vezes, la noche de la boda, encomendando se á esta noble vieja, le fue restituida su virjinidad, en tal manera, qu'el novio, renegando de tan cerrado virgo, y tan flojas tetas, tomó una candela, y mirando las partes coñatiles, vido dadas crueles puntadas en los bezos del coño las cuales, cortando, con gran dolor déla novia, luego fué por misterio de los dioses, abierto un grandísimo piélago. Délo cual, el triste novio, muy espantado, relinquit cam. -

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Cop. CVII. De J. de M. y d'esta obra LXXV.

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Huid, reverendos, y obispo, nombrado,
huid, de pensar el bien qu'en vos vistes,
que ya seria mal, pues que perdistes
la negociadora, que aviades cobrado :
si agora se os diesse, tan bien negociado,
como en mi tiempo y aun algo peor,
no hallariedes cono traydór,
ni desesperar, carajo hinchado.

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Compara ella misma, y aplica. Cop. CVIII. de J. de M. y d'esta obra LXXVI.

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Bien como cuando algún malhechor,
al tiempo que hazen de otro justicia,
temor de la pena, le pone cobdicia,
d'alli adelante, vivir ya mejor.
Mas yo que he pasado, por este temor,
y tengo perdido el del pregonero,
volvería á mis obras como de primero,
si sus Reverencias, me diessen favor."
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Pregunta Fajardo á la vieja. Cop CIX. de J. de M. y d'esta obra LXXVII.

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Tan gran multitud, turbada veyendo,
por fuego vicioso de ilícito amor,
dije á mi vieja : — " Tú, dime mejor
quién es esta coja, que yo no la entiendo :
y éstos, que frayles y abades seyendo,
se ponen por ella en inconviniente,
bulada debieran tener en la frente,
los virgos que aquesta, les anda vendiendo.

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Respuesta déla vieja. Cop. CX. de Juan de Mena y LXXVIII. d'esta obra.

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Respuso riendo : — " Es gran hechizera,
que ha desavenido y aviene su tregua
con telas del hijo, que pare la yegua,
O con las agujas hincadas en cera.
Era beata, y fué costurera,
y no son los oficios estos en que medra,
sino los mios, aunque tengo piedra,
que á cojas y sanas vó delantera.

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Comienza la Orden de Valencia. Cop.CXVII.deJ.de M. y LXXIX. d'esta cuenta.

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Está sobre todas Francina compuesta,
y Estaña la monja, con ojos muy santos,
las del burdél alzando sus cantos,
la Portoguesa, dando de cuesta.
V imos Vilara, haziendo gran fiesta,
á su fray Alonso que la canoniza ;
Ysabél la Murteta, que pijas batiza,
la Aragonesa, qu'en blanco se resta.

Francina, es pública y notoria en Valencia. y bate su cobre muy bien, y a poca costa de su persona: tiene un violario sóbrelos Ginoveses. Estaña la Monja, es mujer de buen fregado ; sierva de los siervos de Dios: va por la calle, los ojos putos, restrando por tierra, que parece santa: mas yo digo: — " Vade retro, Satanás. Las del burdél, público es ser todas, grandes cantoras de Cadira. La Portuguesa, noble mujer, vive cabe los carrozos : tiene una gelosia verde, con el grande pesgo de sus años, dá de cuesta esta toda, sobre cuentos. Que creo alguna noche si corre tras montaña, dará en tierra. A su vista me remito. La Vilara, tomó este nombre de su amigo : vive al Carrér de las avellanas : fray Alonso, con unas reverendas la ha canonizado, y ella guarda su fiesta. Ysabél la Murteta, al mismo Carrér reside : d'esta se lee, qu'en verano, continuamente está muy proveyda de aygua rosada, de azahar, con que batiza los carajos sudados. La Aragonesa, llamada Leonor, vive al carrér de Barcelona : á ésta robaron rufianes una noche, que no le dejaron sino la madera, y el blanco de las paredes : pero ella, como buena, con aquella sola heredad, que Dios le dio entre las piernas, se ha remediado muy bien, aunque le duró mas de dos meses estar á su puerta, diziendo á cuantos pasaban : " ingredimini, o vos, amici mei, et videte, dolor meus."

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Cop. CIII. De J. de M. y d'esta cuenta LXXX.

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Allí era la vieja, coja malvada,
que hizo, Leonor no ser ya donzella
vendiendo, trocando su sangre d'aquella,
que dentro en su vientre trajo encerrada.
Y vimos en forma muy mas aviltada
la Tíraniva que virgos rehaze,
á quien el verdugo, assi satisfaze
que toda su carne dejó ensangrentada.

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Esta vieja Coja, no sé como se llama, ni Dios me lo deje saber, porque mis nuevos pensamientos no se alejen. Es madre d'esta Leonor: vivió un tiempo, á la plaza del Duque de Gandía, en un rincón de una calleja. No sé más dezir délla, salvo que a su hija conosco bien espiritualmente. La Tiraniva, cuando moza, muy gran puta : agora, muy gran puta vieja, alcahueta : vive cabe la Seu, en Valencia, en una plaza que se dize de la Yerba. Ya pagó por su oficio muy bien, como recuenta el metro : grandes cosas s'escriben délla : no he visto su estoria.
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