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LA CARAJICOMEDIA - Coplas LXXXI a XC


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Las diez Sebilas Valencianas. Cop. CXXI.de J. de M. y LXXXI. d'esta obra.
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La compañía bermeja y inserta
en décimo número, como Sebilas,
vimos, en auto de putas tranquilas,
que cada cual d'ellas, es maestra perfeta.
Estaba Quiteria, con la Ciscareta,
la monja Sesé, que durmiendo se mea,
Ursola melosa, de Caraginéa
y en medio de todas, Jbora Beteta.


Estas diez Sebilas son la flor délas putas Valencianas, aunque hay otras muchas. Quiteña, al Carrér déla Virjen María de Gracia, gana su vida, amblando y dando culadas: es muy bonica. La Ciscareta, á la plaza de Predicadores : es hermosa ; pero cominos d'odre, la sacan de seso muchas vezes: gran embriaga y a maravilla. La monja Sesé, conocida cosa es; y como se mea de noche en la cama pudre los colchones. Aquí se nombra, la madre por la hija, porque se causa una figura, llamada entre poetas, putarona : qu'es, cuando por las obras de la una, se conoce la otra. Ursola, al Carrér de la Nao reside : es hija de una lora, y ella lora por si, gran hodedora, que se pega por maravilla : tiene por esto, sobrenombre de melosa. Jbora, magüer qu'es hombre, por sus vellacas y disolutas narizes, va en esta cuenta : que juro á Dios, yo me cagase antes en ellas, que no traellas comigo : porque es verdad que no parecen sino un hospital, ó cofradía de romadizo. Y aqui considera el Autor, que : — in ómnibus, de nobiliori, debet fierí relatio. Por ser el mas noble nombre, á él : y añadió una b en su nombre, por el consonante del metro.


Cop. CXXII. De J. de M. y d'esta cuenta LXXXII.


Madalenica, por orden la sesta
estaba, la cual en motes sotiles,
burlando pregona, las pijas civiles,
la cual nunca dio, esquiva respuesta.
Vimos Francina, bagassa inonesta,
la Monjaraza, y la Foresséa,
la Esparteñera, que bolsas saltea,
por quien los rufianes mantienen requesta.










Madalenica. Notoria es su vida en Valencia, y sus virtudes, y fama, y poca vergüenza. Nuestro Señor la acreciente sus deseos. Francina, al barrio de Sant Andrés manifiestamente parece, y yo la conosco dias ha, por gran bagassa. La Monjaraza, se llama de nombre Violante, a plaza de Predicadores, de frente de Ciscareta. La Foreséa. se llama Anjela Foresa, gran puta por nombradla. La Esparteñera, asimismo, se llama Anjela : ésta tiene los ojos como candiles, las manos como anzuelos : juega de alivyon continuamente, y tan sutilmente como si jugasse de pasapasa : sigue burdeles siempre : hay sobrella quiationes, entre rufianes.




Cop. CCXXVIII. De J. de M. y d'esta cuenta LXXXII.

Virmos, dotada de gran tiranía,
la Camarena, en ínfimo centro
de muchos cojones : están tan adentro
que no sé qué coño los ya sofriría.
La triste Brianda allí parecía,
con una corcoba, mayor que camello,
Catalina del Águila, messando el cabello,
de su Monesterio, huyendo salía.
.

La Camarena, se llama Ysabel, á plaza de Predicadores : mujer de gran fantasía : razonable puta. Es gran tirana de quien tiene dinero : si también hay quien no tiene, haze sobre prenda ó sobre taja, ó da limosna. Brianda, es una puta corcobada, chica de cuerpo, gran vellaca : no por loalla, sino por dezir verdád. Loasse mucho de su linaje , nunca habla sino ;— " Por vida déla señora mamaré." Hay muchos que afirman, su madre vender merluza remojada : tiene mil tachas crueles, que demás de su corcoba, la afean mucho : yo estoy muy mal con ella, por su magra indispusicion. Catalina del Águila, reside cabe San Christobal : es natural de Talavera : fué allí monja en Sanct Benito : y viendo que allí no se podía abstener de algunos vicios, salió huyendo con un morisco, llamado Ruy Díaz, el cual, después de harto délla, la dejó : y ella sola, discurriendo á muchas partes, fué á arribar a Valencia, á donde la diosa Venus, la convirtió en ramera. Es mujer hermosa : mas tiene las carnes muy flojas. En tiempo de pestilencia, ésta me fué gran refujio, por el conocimiento terrenal que délla tenia, y por otro temporal, que subcedió entre nosotros.


Cop. CCXIV. De J. de M. y d'esta cuenta LXXXIV.
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O flor de hodér, y de caballería,
amiga, señora, tu siervo perdona,
si en estos cantares que agora pregona,
no divulgare tu gran putería :
de gran ambladora, loar te podría,
de cuerpo jentíl, y coño goloso ;
si tal no dijese, sería sospechoso,
dirianme que miento en cuanto dezia.


Cop. CXXV. De J. de M. y d'esta cuenta LXXXV.

Venidos al campo, de cuernos patentes,
á donde infinitos, avia desiguales,
vi cornualla, que cañaverales
pensaban qu'eran, las mas dé las jentes:
mas sobre los otros, allí prefulgentes,
vimos a uno lleno de prudencia,
del cual preguntando, con gran reverencia
respuso mi vieja, los metros siguientes:



Cop. CXXVI. D. J. de M. y d'esta cuenta. LXXXVI.

Aquél que tu vees, estar soportando
tantos de cuernos como hay estrellas,
de su pesadumbre no muestra querellas
y á sombra d'aquellos vive holgando:
y tiene noticia, filosofando,
del cornifatór, do son comovidos :
cierra los ojos, tapa tus oydos,
no le publiques, que tiene gran mando.


Cop. XCII. De J. de M. y d'esta obra LXXXVII.

Agora callando, ya cessa mi rueda,
que de las putas, mirando en el mundo,
aquí es una gota, en charco profundo,
cuantas he dicho, según lo que queda:
ved si queréis que llegue do pueda,
dadme licencia que vos las señale,
mas al presente, hablar no me cale,
razón lo permite, temor lo devieda.


Difinición de la Lujuria. Cop. XCIX. de J. de M. y LXXXVIII. d'esta cuestión.
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Es la lujuria, do quiera que mora
vicio que todos los coños cohonde,
entrél pendejo y culo se asconde,
y todos los zumos de pijas devora;
sirve carajos, carajos adora,
de pijas ajenas, golosa garganta,
de grandes cojones jamás no s'espanta,
come d'aquello que'l dan toda hora.


Consiliaria de F. Cop. CXXXII. De J. de M. y d'esta obra LXXXIX.
.
Por ende, vosotros, algunos maridos,
si fuerdes tocados de amarga sospecha,
mostrad de contino la pija derecha,
no piensen qu'estays del todo sumidos:
estad sobre aviso, bien apercebidos,
no les dejeys crecer sus ardores;
á grandes cautelas, cautelas mayores,
cojed los cojones, no'sten estendidos.



Cop. CCXCVIII.de J. de M. y d'esta obra XC.


La flaca barquilla de mis pensamientos,
viendo mis hechos tomados escuros,
los tristes cojones d'estár muy maduros
temen la fuerza de los elementos:
el rezio carajo que inflaba los vientos
está tan caydo que no puedo alzalle
temiendo no quiebre no oso tocalle,
fin me demandan, mis flacos tormentos.




Fin de Fajardo



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