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EN CUANTO A DON JUAN HABRÁ POCO QUE DECIR, PORQUE LE CONOCÉIS (Carlos V)

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Instrucciones confidenciales y secretas en las que el Emperador informa a su hijo de las cualidades y defectos de sus principales ministros que deja a su lado, advirtiéndole de los peligros e incluso maquinaciones en que podrían entrar

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En lo que a don Juan habrá poco que decir, porque le conocéis. Y aunque él se os figura áspero, no se lo debéis de tener a mal, antes debéis de tener muy cierto que el amor que os tiene, deseo y cuidado de que seáis de tal cual es necesario, le hace apasionarse en ello y tener esta reziera, y por ello no debéis de dejar de quererle mucho y honrarle y favorecerle y mostrar todo contentamiento de él. Y de esta manera os mostraréis agradecido al trabajo que ha tomado en criaros y enderezaos, que hasta aquí, de que doy gracias a Dios, no se ve cosa en vos que notar notablemente, no que no haya bien que enmendar y a que conviene, hijo que lo hagáis y que seáis tan perfecto que no haya que reprender y notar en vos, y así os lo ruego. Y habéis de mirar que según todos los que habéis tenido y tenéis cabe vos son blandos y os desean contentar, hace por ventura parecer a don Juan áspero y si él hubiese sido como los otros, todo hubiera sido a vuestra voluntad, y no es esto lo que conviene a nadie, ni aún a los viejos, cuanto más a los mozos que no pueden tener el conocimiento pleno que la experiencia y edad da a los otros, y porque estoy cierto que así lo haréis, no me alargaré en ello.

En don Juan hay dos cosas a mi parecer: la una que es algo apasionado, y con Cobos principalmente, y aun con el duque de Alba, tiene mucho de la parte del Cardenal de Toledo, y el Conde de Osorno es mucho su amigo. Pienso que la pasión la tiene principalmente de no haber habido tantas mercedes como él quisiera y parecer que Cobos no le ha ayudado y se las ha acortado y ver las que he hecho a Cobos; y sobre esto, con pesar las desigualdades de linajes y medir el tiempo de los servicios. Y esto es la una cosa que tiene, que es un poco de codicia. Bien creo que los muchos hijos y la mujer le cansan harto, y como se mezcla o quiere mezclar y hacer de ello caso de honra, esto es todo el fundamento de ello, y hace atravesado el cardenal por medio y pláticas del conde de Osorno, que creo hacen harto al caso. Creo yo con esto y tengo por muy cierto que por ninguna de estas cosas dejará de serviros y aconsejaros como debe y limpiamente; también creo que en lo que tocare a su propósito no dejará de enderezarlo con todos los medios razonables lo que le conviniere. Débesle, hijo, de encargar que con la lealtad y conciencia que tiene os aconseje y diga lo que él viese que os conviene. En fin, no embargante estas pasiones, que también creo tiene Cobos su parte de ellas, no podéis revivir más personas mejores y más a mi contentamiento.

Os habéis de servir de ellos, pidiéndoles tengan conformidad y lealtad, porque la experiencia que tienen es mucha y acompañada con limpieza, a lo cual los habéis de exhortar y mandar que la tengan, y que si no os tendréis por deservido.

En lo que toca a virtud y en el gobierno de vuestra persona sobre mí sea que no lo podréis tener mejor ni más fiel consejero que don Juan; y así, hijo, os ruego que le creáis y deis favor y calor, que él os avise y diga siempre lo que en ello él viere convenir, y esto no por ayo, sino por fiel y verdadero servidor vuestro y mío, y que de ello no os importunéis ni enojéis, porque es no lo hacerlo así la mayor señal de vuestra virtud que podréis dar de ella.

(...)


Carlos V
Instrucciones secretas
 a Felipe II
-extracto-

(Corpus documental de Carlos V
Manuel Fernández Álvarez)



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Ver texto recogido en el Corpus
de M. Fernández Álvarez




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