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LABORATORIO DE "LA LLUVIA" DE ARTURO USLAR PIETRI (Hazar Trabelsi)

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Introducción

Arturo Uslar Pietri, escritor y figura política venezolana, está considerado entre los más destacados escritores latinoamericanos de este siglo. Su obra literaria abarca diferentes géneros: el cuento, la novela, el teatro, el ensayo y la poesía.

Ha ganado un importante número de premios literarios a nivel nacional e internacional. Sin embargo, a pesar de ser autor de obra tan destacada, no ha recibido el reconocimiento debido y merecido en los círculos literarios de su país, y de la literatura latinoamericana en general.

En este trabajo, nos adentramos en el espíritu de la materia de su cuento "La lluvia", exponiéndolo a una experiencia didáctica bajo el título de Laboratorio de "La lluvia".

El objetivo primordial de esta investigación es el ofrecer a cualquier estudiante de la literatura latinoamericana un documento de gran interés que le guíe y facilite su acercamiento a este autor.

Es nuestro deseo que, al ofrecer este estudio, el interés por la obra de Arturo Uslar Pietri, tan destacado autor, se eleve hasta el punto de que el número de investigaciones -al igual que el de lectores- aumente a un nivel merecido.

En efecto, el cuento "La lluvia" de Arturo Uslar Pietri fue elegido para este artículo para resaltar el claro talento de su autor en el territorio de la cuentística. Subraya además su posesión por completo de las dotes artísticas de este género. Ha edificado una obra de gran capacidad creadora donde los recursos estilísticos aplicados se saturan. No podemos negar por eso la vocación cuentística de Arturo Uslar Pietro, e intentaremos en lo posible demostrar su esfuerzo continuo en el arte de relatar.

Se trata de un a fusión armoniosa de las más diversas sensaciones y sentimientos con una inteligencia tan despejada como los cielos de su tierra natal.

A partir de este cuento, podemos entender a este autor como hombre, poeta y ante todo cuentista. En él fueron la misma cosa vibrante y cálida al mismo tiempo.

Una persona tan extravertida, comunicativa, en continuo contacto con los demás hombres, con la naturaleza y con el universo entero. Todo explica fácilmente el fenómeno de su difusión y su popularidad que no ha hecho sino crecer con el paso del tiempo.

Su don expresivo ha sido alcanzado merced:

A una palabra nueva.

A una palabra viva.

A una palabra eterna.

Son estas las verdaderas palabras de Arturo Uslar Pietri que marcaron por siempre su itinerario literario en general y sus cuentos en particular.


Laboratorio del Cuento" La lluvia"

Primeros Pasos Analíticos


Leído el cuento, actualizado su conocimiento textual, los primeros pasos analíticos imponen su comprensión, interpretación y la prueba de toque del recuento.

Toda la tarea analítica requiere múltiples relecturas, aunque la comprensión debería ser una y cabal.


El Título


La tarea de desmontaje de los componentes estructurales del cuento se realiza metódicamente, en sucesivas y detenidas relecturas buscando la vía de acceso. Es decir, el punto de ataque por donde hay que comenzar el análisis.

En el caso de "La lluvia", como lo deja advertir el título, parece interesante una pequeña aclaración extratextual. En efecto, el campo venezolano padeció una gran sequía durante aquellos años. El hecho de evocar esta situación no fue ni inventado ni tampoco imaginado por parte del autor. Al contrario, estos pasajes descriptivos reflejan el contexto paradójico en que vivía esta pareja y lo que conoció la población venezolana durante los años 30.

Todo el cuento subyace de la pura realidad en que los pobres campesinos estaban sofocándose en la pobreza y la miseria. Se ahogaban por la falta de agua que quemaba cada semilla que plantaban. En esta medida, el título es indicador porque proporciona información para reflejar un ámbito especial en el cual colabora el elemento referencial (la aridez y la sequedad) que se asocia simbólicamente con la soledad e infertilidad.

Notamos además que aparece la palabra lluvia más de 13 veces, aparte de las denotaciones dispersas a lo largo del texto -"llegaba una brisa teñida de humedad”, “las nubes más hondas”, “ese olor ensordecedor de la lluvia”, etc. -para insistir en este ambiente.

Como hemos señalado anteriormente, el título del cuento es pertinente porque si hubiera sido "La aridez" o bien "La sequedad" las implicaciones del componente informativo serían alteradas sus significaciones y sus proyecciones especialmente con la imagen que cierra el cuento: la lluvia y las lágrimas de Jesuso se mezclan en un momento especial en el cual lo inesperado vuelve hecho real.


Organización

"La lluvia" muestra una organización lógica y coherente porque se apoya sobre un trazado lineal estructurado en tres bloques. La composición material del texto está delimitada por blancos espaciadores. Esta disposición respeta los dos pasos que tradicionalmente señalan las preceptivas del planteamiento, la complicación y el desenlace, pese a la indiscutible modernidad del cuento.


El Planteamiento

La primera parte del cuento se localiza entre la primera línea hasta la 62.

El planteamiento se caracteriza por una tensión ascendente que desemboca en un clímax mágico con la aparición del niño Cacique.


La Complicación

A partir de esta parte se inician los procesos que preparan el desenlace. Se reflejan todos los cambios que ocurrieron merced a la llegada del niño, insistiendo especialmente en el ambiente cariñoso que reúne a ambas partes de la pareja. Este bloque intermedio (líneas 64-97) prepara la fase conclusiva de la historia.


El Desenlace

Como se advierte, la brevedad del desenlace no es accidental, sino funcional en el sistema estructural del cuento. Las líneas (298-400) concluyen magistralmente el cuento sembrando una tensión inexplicable que se culmina con la imagen de Usebia sentada sola en su casa.

Todo lo cual pone de manifiesto la elaboración de un sistema de calculados efectos debido al cuidadoso montaje de estos tres bloques. No podemos desvalorar ninguna parte de esta sólida construcción porque cada una desempeña un papel decisivo en el efecto final logrado en las últimas líneas del cuento.


Relaciones Sintácticas

Volvamos una vez más al texto y observemos cómo, en estas estructuras, los procesos secuenciales y las funciones se les corresponden sintaxis peculiares acordes con las tensiones de la estructura narrativa del cuento.

En efecto, en el planteamiento, entre secuencias y elementos informativos, la construcción oracional aparece relativamente corta y breve. Se crea colaborando una tensión propicia para un clímax.

En la complicación, una sola secuencia irrumpe con una oración negativa "cuando sin ver sintió algo inusitado en el fondo de la vereda" (línea 81) para la inesperada aparición del muchacho en el medio del maizal.

En cambio, en el desenlace, oraciones breves, tajantes, casi yuxtapuestas aceleran el tiempo narrativo y dinamiza el remate final.


Estilo

Cuando el análisis avanza en el terreno estilístico, desmontemos el registro dinámico del discurso narrativo resaltando el proceso estético intencional de "armar un sistema de ciertos efectos mediante recursos verbales".

El estilo de Pietri es fundamentalmente impresionista sobre todo simbolista y de un simbolismo renovado. Es muy raro que el cuentista señale de modo directo. Así desaparecen las pinceladas objetivas del criollismo. Por consiguiente, nos hallamos ante una manera diferente de concebir y plasmar el elemento expresivo. El autor prefiere sugerir, lo hace y lo logra valiéndose de una metáfora de marcada sabor de época con absoluto aligeramiento preceptivista.

En este sentido, no faltan los momentos en los que la metaforización llega a extremos específicos: "Cacique poseía unos grandes ojos que lo cogían media cara".

Por otra parte, lo psicológico está íntimamente relacionado con el factor expresivo. En "La lluvia" se distingue por el zigzagueo de imágenes impresionistas, cargadas de mundos fantásticos y desdoblados que singularizan el primer estilo de Uslar.

Encontramos también una inclinación por los mitos, por lejanos viejos imaginarios y sobre todo por seres raros y anormales. Surge entonces la combinación adecuada psico-estilística señalada por ejemplo en la segunda parte del cuento.


Lo Referencial

Arturo Uslar Pietri introduce en el primer bloque del cuento elementos referenciales o mejor dicho indicios preparatorios.

Efectivamente, el autor lanza insinuaciones sutiles que el receptor debe descodificar. Por ejemplo en el caso de la palabra "ah", la sugerencia del grito es estimulador para reflejar una pesada carga psicológica. Todo esto sin explicaciones ni declaraciones, insinuamos un cuadro familiar de marginación que de alguna manera al descodificar los signos, el receptor saca el significado del relato en función de otros signos de la experiencia personal.

El discurso de Pietri busca esta recomposición como forma de colaboración, de participación activa del receptor como recreador del texto cuentístico.

Cacique como protagonista no tiene un nombre hasta que los padres lo bautizan con el mismo nombre que el perro que tenían. Su anonimato es total: no sabemos de dónde viene, ni a dónde va. El autor no ofrece una figura, es apenas una silueta borrosa con una "imagen" del niño.

No obstante, al final del cuento, el lector alcanza la convicción o por lo menos la sospecha que Cacique era nada más que un espejismo o una aparición efímera. De ahí el efecto de sorpresa que recibimos al final con la desaparición del niño. La desaparición súbita, a no reconocérsela física o espiritual, cuenta con carácter sorpresivo y enigmático. Esta última acción deja entrever un cambio, una evolución en la conducta, cierta compasión, alguna ternura ante todo cuando percibimos Usebia sentada en su silla y sumergida en la tristeza de siempre.

Al desaparecer la criatura, aún dentro de la ambigüedad final del cuento, el lector podrá sospechar que haya ocurrido algo maravilloso. No dejará de pensar si tal hecho ocurrió efectivamente o bien era una pista para otras interpretaciones.


Información

Otro tanto ocurre con los materiales estructurales denominados "información" (Espacio-tiempo), particularmente con la adecuación del factor temporal con el espacial. Ambos componentes son indispensables juntos con los protagonistas.

En "La lluvia", en ningún pasaje el tiempo está declarado ni se lo precisa cronológicamente, salvo la indicación general de la noche.

Nos referimos ahora a las denotaciones y connotaciones temporales que sobre el tiempo narrativo común indican diversos tiempos del suceso cuentístico. El lector del cuento percibe y recompone avances del tiempo, decodificando signos explícitos.

Se percibe también un tiempo de la marcha perdida de Jesuso sin rumbo ni dirección fijos y con los tiempos de pausas de recuperación:

"Caminaba mecánicamente, cambiando de velocidad, deteniéndose y hallándose grises... etc." (Línea 225).

Varias veces, el cuerpo del anciano tropieza con árboles, maizales, y piedras.

Desde el principio del cuento, el lector recibe información bastante clara del otro componente de esta índole.

Nos damos cuenta que el espacio es limitado, que el intervalo temporal recorrido entre el encuentro del niño y su pérdida es breve, menos de un día:

"con la primera luz de la mañana" (línea 58) hasta el atardecer "la luz entraba por la puerta del rancho se iba haciendo tenue, difusa, oscura, como si la hora avanzase" (Línea 298).

Relación interesante inversamente proporcional entre el tiempo reducido y limitado – digamos de menos de 8 horas- y el enorme cambio que logró realizar dentro y fuera de esta pareja.


Detalles Estilísticos de Afectividad

Entre tanta aridez, pobreza humana y ausencia de afectividad en la pareja de Jesuso y Usebia que nos relata Uslar Pietro, se despliegan las pocas líneas del texto de "La lluvia".

Observamos con atención los recursos estilísticos puestos en juego que dejan advertir la sospecha de ingredientes connotativos de afectividad.

En primer lugar, algunos diminutivos:

- ¿Ah, vagabundito?

- Velita.
- Se podría verdecita la falda.

- Bichito.

-Ahorita está oscura.

-Mira el cielo negrito, negrito.

-O te han botado por maluco.

-Cerbatana, cerbatanita, ¿de qué tamaño es tu canuquito?


Todos parecen sugerir la imagen de un manto de compasión que sintió Usebia hacia este niño. Son diminutivos de tipo estético-valorativo que empequeñecen a esta criatura.

La estilística enseña a descodificar indicios de afectividad no formados a través de los diminutivos (ito), sino los adjetivos utilizados en el discurso narrativo de “La lluvia” aparecen en estrecha relación con los signos de afectividad. De lo cual podríamos deducir el deliberado toque de escapes afectivos, aún los no expresados, como contribución al clima del cuento.


Los Sentidos

El lenguaje como vehículo expresivo debe corresponder a los componentes estructurales que envuelve este cuento.

Los elementos informativos y referencias han sido situados en el relato y su proposición para la narratividad en la oscuridad clara, en la realidad maravillosa, en el realismo mágico.

Para conseguir esta meta, la voz del cuentista apela a los distintos sentidos del ser humano: la visión, el olfato, el tacto, y hasta el gusto.

Está muy claro que los signos correspondientes a sensaciones olfativas no se usan para sugerir informaciones o bien referencias. Sin embargo, por medio del olfato y el gusto se evoca la idea del lugar, la ausencia de cariño en la vida sin ilusión de los cónyuges y de la cercanía de la llegada de la lluvia como lo indican respectivamente las líneas siguientes:

"Una gruesa fresca estalló sobre su frente sudorosa. Alzó la cara y otra le cayó sobre los labios partidos, y otra en las manos terrosas... y otras frías en el pecho grasiento de sudor, y otras en los ojos turbios que se empañaron." (Línea 286).

A través del olfato se anuncia la inminencia de la tormenta: "Era agonía. Era sed. Un olor de surco recién removido flotaba ahora atrás de la tierra. Olor de hoja tierna triturada... etc.".

El oído da información ante todo mediante sutiles notas auditivas que se va transmitiendo la búsqueda de Jesuso y de los obstáculos que dificultaban sus pasos:

"Hervía una sustancia de murmullo, de ecos de crujido,... la voz se fue con la brisa mezclada al ruido de las hojas, al hervir de mil ruidos menudos,... cruzaba un ruido de bestezuelas veloces por la hojarasca caída,... etc.".

También la insistencia en la soledad del lugar, de la inmensa perturbación que agitaba el ambiente: "hallar algo desmedido que saldría de aquella áspera soledad torturadora. Su propio grito ronco parecía llamarlo hacia mil rumbos distintos, donde algo de la noche aplastante lo esperaba... etc."

Mediante las sugestiones táctiles, el discurso narrativo sugiere la idea del esfuerzo realizado por parte de Jesuso a la hora de buscar el cuerpo de la pequeña criatura sumergida dentro del gigante maizal, como si estuviera tragado por un monstruo.

A partir de este cuento, las técnicas del relato se han afinado, porque Uslar Pietri sondea posibilidades sensitivas como el mundo de las sensaciones. En "La siembra del ajo", como en "La lluvia", la atmósfera misteriosa queda disuelta en el mundo de las sensaciones olfativas. El autor fundamenta en el primer relato el olor afrodisíaco del ajo que se queda disperso en todos los pasajes.


Contrastes

Entre los artificios relacionados con el estilo, en "La lluvia" se percibe el enriquecimiento de las imágenes sugeridas con contrastes.

Algunos se relacionan con el mundo sobrenatural, otros directos y concretos con extraña espiritualización. Señalaremos los pasajes del texto donde operan estos artificios estilísticos. Contrastes directos, sin figuración los proporciona las súbitas apariciones de efectos luminosos en la oscuridad:

"...subía por la ladera del canuco agitando las sombras. Lucían todas las estrellas."

Percibimos un contraste de fondo (luz–oscuridad) que está acompañando de unos verbos metafóricos, lo que concretiza la incorporeidad de la luz.

De extraña espiritualización y afectividad aparecen los contrastes operados en torno de los signos de las expresiones "con esfuerzo malhumorado", "miró a su mujer y sonrieron"… que sugieren imágenes de ternura y compasión contrarias a las de maldad y odio presentadas en el primer párrafo del cuento.

El cuento se apoya en los contrastes: por ejemplo, entre luz y oscuridad, sequía e inundación, lo que proporciona al cuento una dinámica dialéctica y muy enriquecedora, sobre todo si lo relacionamos con el realismo mágico.

Estos altibajos permiten dinamizar el cuento creando ambigüedad y animándonos para reflexionar y buscar el meollo intrínseco del relato.


Plasticidad

El examen estilístico del cuento de Arturo Uslar Pietri pone de manifiesto una lista de recursos: la adjetivación, una singular plasticidad, un cuidado artístico, y la dimensión creadora en el valor metafórico del uso adjetival.

"Era fino elástico, las extremidades largas y perfectas, el pecho angosto; por entre el dril pardo, la piel dorada y sucia, la cabeza inteligente, móviles los ojos, la nariz vibrante y aguda, la boca femenina. Lo cubría un viejo sombrero de fieltro, ya humano de uso, plegado sobre las orejas como bicornio que contribuía a darle una expresión de roedor, de pequeño animal inquieto y ágil... etc." ( línea 97-101)

Se trata de acoples desusados e índices de otros tantos hallazgos expresivos. Lo plástico y lo metafórico se incuban en todos ellos y crecen del cruce impresionista de órdenes diversos. El efecto sinestésico, la claridad vitalizada y materializada como devoradora, lo olfativo signado por lo táctil, lo inanimado designado por lo inanimado, lo físico apareado a lo espiritual.

En cuanto a los verbos quedan delimitados a la tensión ascendente de la estructura del cuento en todas sus fases de vacilación, relajamiento y de distensión.
En la primera parte, expresiones como "... el latido de sangre girando ansiosamente", "... en nervios y tensiones internas de la pareja”.

En la segunda parte, verbos como "vacilaba", "perderse", "confundir"… tanto en lo semántico como en la sugestión y lo connotativo del discurso sugieren la vacilación.

En la tercera parte, el verbo "finalizar" subraya la progresiva distensión, el paulatino esfumarse de la tensión narrativa y de la acción. Pero al mismo tiempo contribuyen a que sigan obrando en la mente y el ánimo del receptor tras finalizar la lectura. Son efectos retardados de la narración, a que se sienta el receptor inclinado a meditar y a discutir la conducta del protagonista. Todo deja muy claro el logro artístico del cuento de Arturo Uslar Pietro, ante todo con su aportación de nuevas estrategias a la estructuración del relato y la técnica aplicada por el cuentista.


Indicios de Modernidad

Los experimentos narrativos se aplicaron en todos los tiempos y no siempre quedó concretada la modernidad de una narración. Ésta no radica en la extravagancia del asunto o bien en la audacia de la forma o en el puntillismo narrativo. Menos aún en la hibridez de su sistema de la estructura.

El más auténtico rasgo de modernidad de este cuento procede de la invitación y estímulo de participación que recibe el lector. Nos paseamos dentro del cuento percibiendo la habilidad del montaje de la fortaleza cuentística, penetrando en las relaciones íntimas de sus componentes y captando los secretos de una sólida construcción.

Gozamos leyendo "La lluvia" porque advertimos que Arturo Uslar Pietri estaba preparando cuidadosamente un efecto calculado, ambos concentrados e intensos al mismo tiempo de atendible verosimilitud aun en su ambivalencia, enriquecidos con elementos referenciales, hábil manipulación de los componentes informativos, estrategias adecuadas con los fines fijados por el cuentista. Son los indicios de modernidad del relato de Uslar Pietri.

Con apoyos estilísticos muy diversificados y variados tales son los factores que en el lector de "La lluvia" crean asombro y goce al mismo tiempo sobre la base de la brevedad y de un lenguaje innovador de sagaz operatividad.

El justo equilibrio en la interrelación de estos factores explican hasta qué medida cabe mencionar al cuento "La lluvia" como cuento básico en la trayectoria narrativa venezolana a principios del Siglo XX.


Conclusión

A modo de concluir, el cuento literario es técnica pura. Se trata de un acto de arte y es la suma de distintos recursos constructivos tanto estilísticos como temáticos.

En el caso de "La lluvia", el narrador en ningún momento signó su presencia.

De hecho, hubo que inducir una figura del cuentista a través de ciertos indicios sugeridores que reclaman activa intervención por parte del lector para las orientaciones pertinentes.

Esta participación lleva al receptor a descodificar y desde los escasos signos recibidos a recrear el todo de la narración; margen de colaboración reclamado por la misma estructura básica del género cuentístico en que tal vez se esconde uno de los más inesperados y caros secretos modernos de la cuentística.


 Azar Trabelsi


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