Todo parece en cuestión. Con España como fondo –y quizá como víctima– se habla de nación, de diversas naciones, de nación de naciones, de nacionalidades, de nacionalidades históricas, de comunidades nacionales... El filósofo Gustavo Bueno, siempre muy atento a la idea de España, reflexiona en esta página sobre la principal cuestión que tenemos planteada los españoles. Define conceptos, precisa las palabras y deja en muy mal lugar a la clase política.
Gustavo Bueno: «Incluir nacionalidad en la Constitución fue un error garrafal»
Niembro (Llanes), Javier Neira
Gustavo Bueno dictó esta lección para todos los lectores de La Nueva España, durante la mañana del pasado jueves, en su casa de Niembro. Lo que sigue son sus palabras textuales, recogidas como apuntes de clase.
Nación de naciones. Peces-Barba hace poco dijo que este debate es cuestión sólo de nombres. Una cuestión de palabras. O una cuestión nominalista. Pero las cuestiones de palabras son cuestiones de conceptos. De ahí la teoría de que no hay sinónimos.
Los políticos tienden a reducir todo a cuestiones de palabras. Qué más da nación que nacionalidad, decían Peces-Barba o Zapatero. No, no es cuestión de palabras sino de conceptos. Si fuese cosa de palabras sería materia de poetas. Las llamadas izquierdas en vez de educarse en un pensamiento conceptual, riguroso, como puede ser el de Marx, se educaron a base de poetas. Neruda, Machado, Alberti. Y todo cuela. Como la película de Bardem donde dicen «yo soy dueño de mi cuerpo». O aquello de «el camino se hace al andar». Precioso. O lo de Neruda y su «Fidel, Fidel, los pueblos te acompañan». Esas frases tejen una visión borrosa y confusa. Lo que se llama comúnmente cultura se reduce a novelistas y poetas. Es absurdo hacer una transición a base de Machado y de Alberti. Es pura retórica. El patrimonio conceptual de mucha gente que está o ha estado en el poder es Alberti, Machado, «se hace camino al andar» y tonterías semejantes.
Cuando tratan de nación y nacionalidad les da lo mismo ocho que ochenta. Cuando alguien dice nación de naciones queda muy bien ante el vulgo. Para el vulgo dices decaedro regular y qué bonito ¿verdad? Es un poliedro regular con diez caras. Igual que hay hexaedro o dodecaedro. Ya está dicho. Incluso un escultor puede proponer a la ministra de Cultura hacer, en virtud de su creatividad, una escultura que sea un decaedro regular. Pero es imposible porque el decaedro regular no existe. Es sólo una construcción gramatical. Puede servir para poemas de Alberti solamente.
Lo de nación de naciones es lo mismo. Es un término que se replica sobre sí mismo como rey de reyes, como el cantar de los cantares o como el amor de los amores. Gramaticalmente no hay problemas. Pero lógicamente es otra cosa.
Un triángulo que puede estar formado por triángulos. Pero no se puede hacer con todo. No vale hablar de célula de células. Con dos células no se hace una célula. No tiene sentido. Otro ejemplo, los elementos químicos. Vienen del átomo de hidrógeno pero el átomo de calcio no es suma de átomos de hidrógeno. Luego nación de naciones, considerando la nación política, no vale porque una nación política es excluyente respecto a otra nación política por la soberanía, claro.
Nación. Cuando se dice nación hay que indicar de qué tipo se habla. Distingo tres. La primera acepción es la biológica. Nación viene de nacer. Se refiere a un organismo individual. Nación de los dientes, se decía. O en el sentido que está en vigor en algunos pueblos que se refiere a la aparición de vello púbico en las mujeres cuando entran en la pubertad. O la nación de un individuo completo que ha nacido. Esa nación biológica aparece ahora en los reyes, por ejemplo, en las dinastías. Quiero decir que las distintas acepciones se implican, son distintas, pero están relacionadas.
Como segundo gran apartado hay que citar la nación étnica. Nación es la traducción latina de etnia en griego. Nación étnica es un concepto oblicuo. Hacen falta varias naciones étnicas, no se dan en solitario. Esa pluralidad se capta desde una plataforma política de complejidad superior. En el Imperio romano aparecen los primeros documentos con la palabra nación bien expresada. Estas naciones étnicas aparecen como grupos que están en la periferia. Son naciones étnicas que acuden al imperio para comerciar u otras cosas. Son las gentes. El apóstol de las gentes se decía. Y desde el punto de vista político tiene un sentido un poco despectivo. De ahí el libro «Adversus gentes». Los paganos, los que viven en el campo, los paletos ya que el Imperio se ha cristianizado. Gentes hace relación a etnia. Lo mismo en la «Summa contra gentes», contra gentiles, de Santo Tomás.
Cuando se integran siguen siendo naciones pero sin carácter político. Los comerciantes medievales en París o en Medina del Campo se dividían por naciones. Lo mismo los estudiantes en las Universidades. Eran divisiones no políticas sino por el origen o por otras razones. O cuando Alfonso VII toma Almería, describe a su ejército y habla de la nación asturiana. No es algo político, son integrantes de su ejército con determinada procedencia.
Tras ver qué es nación étnica periférica y qué es nación étnica integrada conviene abordar otro concepto más interesante y ambiguo: nación materialmente política pero formalmente no política. Es étnica y se superpone con un reino. Pero no es política. Es el caso del reino de España en tiempos de los Reyes Católicos.
Nación política. El Estado moderno no procede de la nación étnica. El Estado procede de otro Estado, del reino del Antiguo Régimen. El Estado es anterior a la nación política. Y la nación política surge en la Revolución Francesa. Se trata de algo nuevo, de la nación sujeto de la soberanía frente al rey. En España surge en Cádiz en 1812.
Nacionalidad. Ahí están las palabras terminadas en ad. Libertad, felicidad, igualdad, nacionalidad. El ad en español es el keit alemán, el tes griego o el es inglés. Son sufijos hipostáticos. Son sustantivaciones derivadas del adjetivo. Meter nacionalidad en la Constitución fue un error garrafal. Nacionalidad es el abstracto de nación. Es nación con el sufijo hipostático. La nacionalidad supone la nación. Los padres de la patria, ignorantes, se han comportado como el vulgo. Gente indocta, gente inculta. Además buscaban otros intereses, claro. Fue un intento oscurantista y confusionario.
Nación histórica. No tiene sentido hablar de nación política histórica. La nación está siempre proyectada al futuro. Fichte se inventa que la nación y el Estado nacional son resultado de la cultura de un pueblo. Cuando un pueblo tiene una cultura tiene necesidad de organizar un Estado para preservar esa cultura. La cultura es previa al Estado.
Comunidad Nacional. Es un concepto ideológico. Ha ido creciendo. Comunidad internacional, comunidad científica, comunidad autónoma. Disparates. Tönnies distinguió entre sociedad y comunidad. En una sociedad no se conocen los individuos. En una comunidad, sí. Es una parroquia. Una comunidad como algo idílico en la que todos somos hermanos. La comunidad de vecinos.
Estado federal. No tiene sentido. Sí lo tiene la federación de Estados, como en EE UU. Los Estados al federarse dejan de ser Estados porque no tienen soberanía. Estado federal es una fórmula falsa. Es una forma de hablar. España para ser una federación de Estados debería disolverse en 17 Estados. Hacer elecciones y referéndum y después asociarse. Disolver España para al final hacer la nación española. Un disparate.
Asturias. La característica de Asturias es que aquí te sientes en tu casa. Es el fundamento de la nación española. Del Estado. Es el primer Estado español tras los visigodos. El reino de Asturias. La paradoja es que desborda Asturias. Alfonso III funda Burgos. Los castillos y con ellos Castilla son construidos por los reyes asturianos. Hablar de nacionalidad histórica para Galicia es ridículo. ¿Qué es entonces Asturias? No se puede tolerar.
Pesimismo. Respecto al diálogo soy pesimista. Dialogando con Peces-Barba no voy a avanzar ni un milímetro. Ni él. Lo mismo vale para Zapatero. Lee a María Zambrano. Y a Ortega que ha contribuido mucho y muy negativamente a todo esto. Cada vez estoy más asombrado cómo se ha tomado en serio a Ortega. Dice que los visigodos eran los germanos degenerados que llegaron a España ya débiles. Por eso España nace degenerada a diferencia de Francia y los francos, llenos de vitalidad. Los visigodos hicieron un país degenerado, sin feudalismo, y de ahí la España invertebrada. Como todo el mundo es orteguiano se ha tragado eso. La sociedad, añade, se vertebró en mayorías y minorías.
Gustavo Bueno
2 enero 2005
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NACIONES Y NACIONALIDADES (Gustavo Bueno)
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