Noli me tangere. "No me toques", dijo Cristo a María Magdalena cuando, resucitado, esta le reconoció. Así al menos nos lo trasmite San Juan evangelista. Y la frase y la escena son tan sugestivas que Corregio ya las utilizó en el Renacimiento para una de sus pinturas, sin duda de las más interesantes que podemos contemplar en el Museo del Prado.
A finales del siglo XIX José Rizal, un joven mestizo filipino de 26 años, intelectual formado en Europa, un auténtico rebelde o "filibustero", que como suele suceder ama y odia a la metrópoli escribe esta novela-denuncia, levantando el "velo que oculta el mal, sacrificándolo todo a la verdad, hasta el mismo amor propio, pues, como hijo tuyo, adolezco también de tus defectos y flaquezas".
Pero Noli me tangere es mucho más. Es una obra maestra de la literatura en la lengua española del lejano sudeste asiático. Una obra en la que se abandera el nacionalismo filipino en el idioma de la metrópoli. Pero en este caso, al contrario de lo que ocurre en hispanoamérica, los compatriotas de posteriores generaciones sólo la podrían leer traducida al inglés, porque el español, el poco español que en tiempos se habló en Filipinas, se perdió con la cultura anglosajona del otro monstruo imperial, el gran monstruo norteamericano.
Es mucho el uso y el abuso de la figura de Rizal para diversas causas. Y da juego para las más variadas, porque como todo hombre de verdad, como todo hombre de una sola pieza, no entiende el mundo ni la vida como algo sólido perfectamente encajado en una implacable doctrina. De hecho nadie diría que pertenecen al autor de nuestra novela estas otras palabras: "los límites de la España no son ni el Atlántico, ni el Cantábrico, ni el Mediterráneo —mengua sería que el agua opusiese un dique a su grandeza, a su pensamiento. España está allí, allí donde deja sentir su influencia bienhechora, y aunque desapareciese su bandera, quedaría su recuerdo, eterno, imperecedero."
Amaba lo propio, como se debe amar. Pero sabía perfectamente que tan suya era la lengua autóctona (el tagalo) como la de la cultura en que se había criado y educado: el español. Por eso escribió esta magna obra a la que calificó como "novela tagala". Pero es que además si su denuncia ha de ser oída, y ha de llegar a sus destinatarios, no hay mejor forma que hacerla en su propio idioma.
Y como toda obra de arte, Noli me tángere es también una novela poliédrica con numerosas y variadas perspectivas. No sólo una denuncia, también una reflexión, un grito, una vuelta a las raíces, una mirada humana a lo humano, un romance y, sobre todo, un canto a lo hermoso, encarnado en la belleza de María Clara y en el amor entre ella y Crisóstomo Ibarra, trasunto en parte del propio Rizal. Ese amor contrariado y rebelde siempre rodeado de enemigos.
Lecturas hispánicas en su objetivo divulgador, más que científico, se honra en editar esta obra en su versión más sencilla, la publicada por la editorial Sempere de Valencia en 1902.
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