"Miserable soy, pero no mas que otros. Y tenemos nuestra justicia. Yo voy a fundar un reino a mi manera. ¿Es que no tenemos nosotros derecho a conducirnos estúpidamente en lo alto de la pirámide como los que están ahora? ¿Es que yo no tengo el mismo derecho que Pizarro y que La Gasca y Hurtado de Mendoza a ser simple cuando quiera y bellaco cuando me de la gana con una cadena de oro cruzada al pecho que sea devoción y encomienda y gala todo junto?”
Así hablaba Lope de Aguirre, y golpeándose el pecho con el puño cerrado añadía: “Nosotros. Somos nosotros los que hemos venido a la jornada de Indias. Somos lo mejor de cada familia porque somos los que no van a heredar nada y tienen que buscarse el honor y el ducado a fuerza de ingenio y a punta de espada. Somos honrados, pero ¿para que nos sirve a los que no tenemos tierra para fundar ni rentas con que lucir? Toda mi honradez la pongo debajo de la bota, de esta bota que se afirma malamente en el suelo a causa del arcabuzazo que me dieron en la pierna. Un lujo, la honradez, pero no el mejor, para mi. Tal vez para Pedrarias. No, tampoco para el. Para nadie. Poco haría con su honradez Felipe II si no matara gente. Que ha matado mas cristianos en secreto que diez veces la gente que yo llevo en el real.
"Yo soy yo. Yo soy vosotros. Yo soy todos los demás y yo soy el único entero y joven o viejo, rico o pobre, lisiado o sano, a quien vais a escuchar, a quien vais a obedecer y a soñar. ¡Me estáis soñando ya vuesas mercedes los amigos de don Hernando, hijos de la gran put a! Yo no tenía interés en venir a la vida, pero he venido, y mucho cuidado, chapetones de Castilla, que los cojos de las provincias vascongadas os andamos a los alcances. Me alegro de haber venido a este Amazonas, donde parece que todo lo que vemos y lo que oímos es sólo el fondo de un milagro, el milagro que tengo que hacer yo solo. Lo que he valido yo lo sabía, pero ahora lo van a saber vuesas mercedes, marañones. Si no fuera por esta jornada del Amazonas, nunca se me habría presentado la ocasión, y van vuesas mercedes a ver lo que un hombre como yo hace cuando le llega la ocasión, cuando ya no viven La Bandera ni Zalduendo ni otros que trataban de torcerme el camino. Mi camino.”
Ramón J. Sender
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