Fotografía: Heraldo de Aragón
La escena es una de tantas que se producen en todas las épocas, y especialmente en esta que nos toca vivir. Una imagen humana y universal. Sin embargo, el fotógrafo, en el encuadre y la perspectiva, que eso sí que lo añade él, tiene en mente (consciente o inconscientemente) toda la imaginería occidental sobre la piedad y el dolor. Las concretas representaciones de la Piedad en todas sus variaciones por supuesto que también están ahí, pero quizá fue El Greco quien, en un ejercicio de soberbia intertextualidad (que mucho bruto confunde con plagio) supo concentrarlas en esa su gran obra de arte de la estructura, composición, perspectiva y encuadre, que es El entierro del Conde de Orgaz.
Por lo demás, esta sublime imagen silenciosa, vale más que todos los aplausos del mundo como agradecimiento a estos sanitarios y voluntarios, que tanto han hecho y siguen haciendo por todos en estos terribles tiempos.
Vaya aquí, especialmente, mi más sincero reconocimiento a todos ellos, personificado, en mi caso, en el voluntario de la derecha, Andrés, de cuya amistad me honro y beneficio hace ya bastantes años.
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