Referiré aquí uno de sus más celebrados y espléndidos banquetes que hizo aparejar por Tigelino, lleno de mil viciosas superfluidades y abominables lujurias, el cual nos podrá servir de ejemplo para excusarnos de contar muchas veces semejantes prodigalidades. Hizo, pues, fabricar en el estanque de Agripa una grande y capacísima balsa de vigas, sobre cuya plaza se hiciese el banquete, y ella fuese remolcada por bajeles de remo. Eran estos bajeles barreados de oro y marfil, de encaje, y los remeros mozos deshonestos y lascivos, compuestos y repartidos según su edad y abominables cursos de lujuria. Había hecho traer aves y fieras de diferentes tierras, y peces hasta del mar Océano. A las orillas y puntas del estanque había burdeles llenos de mujeres ilustres, y por otra parte se veían públicas rameras desnudas que hacían gestos y movimientos deshonestos; y llegada la noche, el bosque, las casas y cuanto había alrededor del lago comenzó a resonar y a responder con ecos de infinitas músicas, y voces, resplandeciendo todo con hachas; y al mismo Nerón, discurriendo aquellos días y revolcándose a sus anchuras por todo género de vicio y sensualidad natural y contra natura, no le faltó otra cosa por cometer para calificarse por el más abominable de todos los hombres, que la que hizo pocos días después casándose públicamente en calidad de mujer con uno de aquel nefando rebaño, llamado Pitágoras, y usando de todas las solemnidades y ceremonial que se suelen hacer en los casamientos. En éste se le puso al emperador el velo llamado flameo; viéronse los agoreros áuspices, señalóse dote a la novia, aparejóse la cama a los desposados, encendiéronse las hachas con los ritos que se acostumbran en las bodas, y juntamente se vio en él todo aquello que hasta en los casados verdaderamente suele encubrir la noche.
Tácito y Suetonio
Traducción: Carlos Coloma de Saa
Lecturas hispánicas, 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.