Sábado y domingo gratis en amazon
Seguramente la mejor guía digital del Prado para el visitante neófito, en su primer contacto con el Museo. Un libro versátil que puedes utilizar como tal guía de mano en tu visita o tranquilamente en casa, como una lectura de introducción, amena y sistemática, a la mejor pinacoteca del mundo.
_____
Descargar gratis
versión digital, sábado y domingo
en amazon
Autorretrato (Durero)
Caravaggio.
Y aquí, uno de los italianos más curiosos. De entrada, al acercarse a la obra de
Caravaggio, uno se pregunta cosas como su extraña manía de autorretratarse...
decapitado, pues la cabeza, en unos casos de Goliat, en otros de
Holofernes, es siempre la del propio pintor. O por qué disfrutaba, también, autorretratándose mordido por alguna alimaña. Algunos han adivinado en todo
esto rasgos masoquistas. Pero no son sino meras anécdotas comparadas con muchas
de las maldades que protagonizó. De
hecho, lo expulsaron de la isla de Malta por "putrido y fétido".
Michelangelo Merisi, (Milán,
1571-Porto Ercole, 1610) fue el pintor italiano más importante de su tiempo. Su padre, Fermo Merisi, trabajaba como
administrador y arquitecto decorador del Marqués de Caravaggio, ciudad ésta en
la que pronto hubo de instalarse la familia huyendo de la peste y de la que más
tarde tomaría el nombre nuestro autor.
Entre 1592 y 1606 trabajó
en Roma, ciudad a la que
se dice llegó desnudo y extremadamente necesitado, sin una dirección fija y sin
provisiones, amén de escaso de dinero. Y enseguida se hizo conocido no sólo como
artista original sino también por llevar una vida desordenada y hallarse implicado a menudo en lances y
peleas, debido al ambiente en que se movió y a su propio carácter irascible. En todo caso, a partir de 1600,
aproximadamente, debido a su merecida fama y a la necesidad de la
contrarreforma de adornar sus templos, pasó de motivos mundanos a escenas
religiosas, lo que le catapultó definitivamente a la fama, sin que por eso
cesaran las reyertas.
Caravaggio se dice que fue un hombre sin
escrúpulos. Artísticamente se mostró siempre revolucionario y contrario al
Renacimiento, buscando resultados efectistas, utilizando para ello magistralmente
la técnica del claroscuro, dotando a sus obras de un tenebrismo y un realismo
vigoroso exento de la menor huella idealista mediante copias directas del
natural.
La noche del 29 de mayo de
1606 marchó para siempre de Roma, ciudad
a la que —a su pesar— jamás pudo volver, huyendo a Nápoles al haber matado a
Ranuccio Tomassoni, debido a una vieja rencilla por haber perdido en un juego
de pelota. Cuatro años después, tras muchas peripecias y
mucha actividad, también creativa, pasando de Nápoles a Malta y de Malta a
Sicilia, moriría finalmente (1610) en
soledad, enfermo de malaria en Porto Ercole (Toscana), aunque su cuerpo
nunca apareció. Fueron quizá estos
últimos años de su vida los de mayor serenidad artística y así se deja ver
en sus obras.
David vencedor de Goliat
Nuevamente afrontamos una
escena bíblica, esta vez
del Antiguo Testamento: el conocido
episodio en el que el joven David se enfrenta al gigante Goliat:
—Tú vienes contra mí —le dice David al
filisteo— con espada, lanza y jabalina;
pero yo voy contra ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los
escuadrones de Israel, a quien tú has provocado (…)
y entonces, con
una honda, le lanza una piedra que se le clava en la frente.
Así venció David al filisteo con honda y
piedra. (…) Cuando los filisteos vieron muerto a su paladín, huyeron. Se
levantaron luego los de Israel y los de Judá, dieron gritos de guerra y
siguieron tras los filisteos hasta el valle y hasta las puertas de Ecrón. (…)
Regresaron los hijos de Israel de
perseguir a los filisteos, y saquearon su campamento. Entonces David tomó la
cabeza del filisteo y la trajo a Jerusalén, pero sus armas las puso en su
tienda. (Samuel, 17, 51).
Existen otras versiones de
Carvaggio sobre este mismo tema (Galería Borghesse de Roma y Museo de Historia del Arte de Viena) y hasta se ha dudado de la verdadera
autoría del que ahora nos ocupa en el Prado, si bien en la actualidad ya
están despejadas toda clase de dudas y la autoría de nuestro pintor no admite hoy
conjetura alguna.
Vemos aquí
a David, no como un héroe sino como un muchacho de aspecto tranquilo quien tras
vencer la fuerza del gigante mediante la astucia y la ayuda de Dios, prepara la
cabeza de Goliat para asirla a un mazo como trofeo. Tan sólo se trasluce la tensión del momento
en el puño cerrado de su mano izquierda. La
pintura es un claro ejemplo del tenebrismo, técnica que consiste en iluminar la
escena no en su totalidad sino enfocando una o varias zonas concretas, dejando
en penumbra el resto del cuadro. Aquí se aprecian con claridad dos focos
lumínicos: uno dirigido a David y el otro a la cabeza del filisteo. Y una
curiosidad: la cabeza de Goliat es un
autorretrato del propio Caravaggio, obsesionado, al parecer, con las
cabezas cortadas, porque pensaba que él mismo acabaría así, seguramente al
reconocer su propio carácter pendenciero.
Mi guía del Prado,
Lecturas hispánicas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.