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Textos escogidos:
- Reglas y consejos sobre investigación científica. Los tónicos de la voluntad (1897)
- Condiciones favorables a la obra científica (del Capt. VI de Reglas y consejos, 1899)
- Para levantar España (post-scriptum agregado a Reglas y consejos, 1899)
- Dolores del parto considerablemente atenuados por la sugestión hinóptica (1889)
- Lamento por las insidiosas bacterias (El pesimista corregido 1905)
- Sus ojos se habían convertido en microscopios (El pesimista corregido, 1905)
- Recuerdos de mi vida: Calor en Nueva York (1923)
- Prólogo de Severo Ochoa a las Reglas y Consejos sobre investigación científica
- Fotografía aragonesa: Ramón y Cajal (1999)
- La simbiosis como mecanismo de evolución
- Cajal, cuentos y enredos - drama (Servando Gotor)
- Cajal y la consciencia (Universidad de Zaragoza)
- Centro Virtual Cervantes
- Wikipedia
- Santiago Ramón y Cajal. Entonces y ahora (Alberto Ferrús)
- Viaje al interior del cerebro a través de Cajal (Javier de Felipe)
- De Cajal a la Neuroanatomía Bioquímica (Augusto Claudio Cuello)
SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL (Petilla de Aragón, España, 1852 - Madrid, 1934) Histólogo
español. En 1869 su familia se trasladó a Zaragoza, donde su padre había ganado
por oposición una plaza de médico de la beneficencia provincial y había sido
nombrado, además, profesor interino de disección. En un ambiente familiar
dominado por el interés por la medicina, se licenció en esta disciplina en 1873.
Tras sentar plaza en la sanidad militar (1874), fue destinado a Cuba como
capitán médico de las tropas coloniales. A su regreso a España, en 1875, fue
nombrado ayudante interino de anatomía de la Escuela de Medicina de
Zaragoza.
Dos años más tarde, en 1877, se doctoró por la Universidad
Complutense de Madrid; por esa época, Maestre de San Juan le inició en las
técnicas de observación microscópica. Fue nombrado director de Museos Anatómicos
de la Universidad de Zaragoza (1879) y más tarde catedrático de anatomía de la
de Valencia (1883), donde destacó en la lucha contra la epidemia de cólera que
azotó la ciudad en 1885. Ocupó las cátedras de histología en la Universidad de
Barcelona (1887) y de histología y anatomía patológica en la de Madrid (1892).
A partir de 1888 se dedicó al estudio de las conexiones de las
células nerviosas, para lo cual desarrolló métodos de tinción propios,
exclusivos para neuronas y nervios, que mejoraban los creados por Camillo Golgi.
Gracias a ello logró demostrar que la neurona es el constituyente fundamental
del tejido nervioso. En 1900 fue nombrado director del recién creado Instituto
Nacional de Higiene Alfonso XII. Estudió también la estructura del cerebro y del
cerebelo, la médula espinal, el bulbo raquídeo y diversos centros sensoriales
del organismo, como la retina.
Su fama mundial, acrecentada a partir de su asistencia a un
congreso en Berlín y gracias a la admiración que profesaba por sus trabajos el
profesor Kölliker, se vio refrendada con la concesión, en 1906, del Premio Nobel
de Fisiología y Medicina por sus descubrimientos acerca de la estructura del
sistema nervioso y el papel de la neurona, galardón que compartió con C. Golgi.
En 1907 se hizo cargo de la presidencia de la Junta para
Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. Un año después de la
presentación de la técnica del formol-urano por Golgi, desarrolló su técnica del
oro-sublimado, con la que se obtenían mejores resultados.
En 1920 renunció a la dirección del Instituto Nacional de Higiene
y el rey Alfonso XIII autorizó la fundación del Instituto Cajal de
Investigaciones Biológicas, que quedaría instituido dos años más tarde y al que
Cajal dedicaría sus esfuerzos hasta su muerte, tras abandonar la docencia
universitaria. Prueba de la intensa actividad que despliega todavía en este
período es la publicación, en 1933, del trabajo titulado «Neuronismo o
reticulismo», en la revista científica Archivos de Neurobiología, aportación que
se considera su testamento científico.
Ramón y Cajal fue el creador, además, de una importante escuela, a
la que se deben contribuciones esenciales en diversos campos de la histología y
de la patología del sistema nervioso. Entre sus discípulos españoles destacan J.
F. Tello, D. Sánchez, F. De Castro y R. Lorente de No. Su labor gozó de un
amplio reconocimiento internacional, que no sólo se circunscribe a su época.
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