Capítulo VII
De cierta manera de lirios que hay en la Tierra Firme, e de sus
extremadas flores de nueva forma.
Hay en Castilla del Oro* en muchas partes, y señaladamente en el
puerto del Nombre de Dios, en la misma playa, junto a la mar, gran cantidad de
lirios blancos con una manera de flor extremada e cosa muy de ver, como aquí
está debujada. Nascen espesísimos por toda aquella playa, e parescen espadañas,
excepto que el verdor de aquellas hojas es más claro que el de las espadañas de
Castilla. E echan en el medio un tallo o varilla de tres palmas de alto, poco
más o menos, y en el medio hace una manera de ñudo, de que salen tres o cuatro
hojas cortas e de la fación de las del asiento, e de allí salen tres o cuatro e
cinco tallos que es cada uno una rosa, e de la mitad del tallo arriba, cada uno
dellos se va emblanquesciendo, e la manera e blancor es como de propria azucena,
e aquellas seis hojas que penden, son de la mesma manera e tez. E de entre esas
seis hojas sale una flor blanca, e más delgada la materia, e sube, como aquí
está figurada (Lám. 4.ª, fig. 6.ª) e hace seis puntas, e de la
mitad dellas salen seis lomicos, e en el extremo de cada uno, tiene atravesados
unos trocitos o palillos amarillos, e de la mitad de la misma rosa, entre
aquellos seis astilicos, sale otro vastaguito o astilejo verde, con una cabecita
redonda. En fin es muy extremada flor, e huele muy bien, e de la manera e no con
menos suavidad que las azucenas de Castilla. Los cristianos las llaman cebollas
albarranas, porque abajo, en el nascimiento debajo de la tierra, todo aquel
golpe de hojas verdes que parescen espadañas o lirios, salen de una cebolla
blanca; pero es error, que no son cebollas albarranas, ni son ponzoñosas, sino
lirios blancos, como he dicho. Muchas veces las vacas e otros ganados comen
estas hojas; pero no los matan ni hacen mal, salvo que queman, segund lo hacen
las hojas de los lirios, e desta causa, aunque las vacas e otros animales coman
algunas hojas déstas, dejan de comer por el ardor; pero no mueren ni les hacen
otro daño.
Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés
Primera Parte, Libro XI
de Historia general y natural de las Indias (1535)
* Panamá
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Y la segunda parte (Libro 35)
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